No es el título de ninguna película, sino de una realidad que resulta imposible de postergar y que, afortunadamente, ya está sentando sus principales bases para que el porvenir no se vuelva en contra de Melilla, sino todo lo contrario. Nos referimos al avance tecnológico que está marcando sobre manera el nuevo milenio y que, en nuestra tierra, exige de acciones decidas para incorporarnos a ese salto de futuro.
En ese contexto, cabe encuadrar las actuaciones que viene realizando la Consejería de Presidencia de la Ciudad Autónoma, a través de su Dirección General de Nuevas Tecnologías, no sólo para que no pueda producirse un nuevo apagón tecnológico como el que sufrimos en marzo de 2007, sino para que nuestra capacidad de conexión a Internet se multiplique y amplie, hasta el punto de que podamos disfrutar también en esta ciudad de la velocidad de trasmisión de datos y servicios varios que hoy en día ya están disponibles para el resto de españoles.
Unas infraestructuras que nos dotarán de una plataforma estable de comunicación digital, crucial, sin duda alguna, para el desarrollo futuro y tecnológico de Melilla.