Los puestos de venta de castañas asadas llevan desde principios de octubre funcionando en la ciudad y su presencia significa la llegada del otoño y de las fiestas. Los puestos de castañas suponen parte del decorado navideño de Melilla y son muchos los melillenses los que acuden a ellos para hacerse con este tentempié típico del invierno. Porque comer castañas es una sana tradición invernal que se repite cada año en Melilla.
Es al caer la tarde cuando comienzan a formarse largas colas en cualquiera de los tres puestos castañeros del centro de Melilla. El Faro se ha trasladado hasta el puesto que hay en la Plaza de España. El olor a castaña asada impregna las calles y recuerda a todos la época en la que estamos. Y aunque estos puestos comenzaron a funcionar hace unos meses, los melillenses prefieren comer castañas cuando llega el frío.
"Cuando hace frío es cuando llega la gente", confiesa Mohamed, del puesto que hay frente a la parada de taxis de la Plaza de España. Este año su caseta parece como de madera, lo que hace este puesto más acorde a la época que estamos viviendo. "Unas castañitas son calidad", comenta.
Aunque también venden boniatos asados, otro fruto de temporada, aunque las castañas son el producto estrella que gusta tanto a niños como a mayores. O si no que le pregunten a Andrés, a quien las pequeñas Olaya y Alicia están pidiendo castañas. Las pequeñas señalan que si les dan a elegir entre castañas y chuches, se quedan con las primeras.
Por otro lado encontramos a Mario, quien comenta que su familia suele aprovechar esta época para pasear y comer castañas. Pero compran castañas donde les pilla, tanto en el centro de Melilla como en El Real. "Hay que aprovechar la época, que hacen unas castañas muy buenas y la verdad es que merece la pena", asevera.
Otro que se ha visto obligado a parar en este puesto de castañas de la Plaza de España es Francisco. "Llevo menos de 48 horas en Melilla, estoy por razones de trabajo, vengo de Málaga y esta es una tradición que también se lleva; he visto el puestecito y he pensado que vamos a seguir conservando esta tradición del consumo de castañas", explica.
El malagueño expresa que el consumo de este producto "es una cosa muy auténtica, muy nuestra y muy saludable, todas las cosas a la vez, con lo cual hay que preservarlo, y es un pequeño negocio que hay que mantener. "Cultura, gastronomía y tradición a la vez", asevera Francisco.
En el puesto de Mohamed vemos como se preparan las castañas a fuego lento en unos recipientes especiales de lumbre. Le echan un poco de sal y dejan que se cocinen durante unos 10 y 15 minutos de lumbre. Después el castañero añade a gusto del consumidor. Mohamed señala que mejor con un poquito de sal porque le da más sabor a la castaña.
Estos puestos están funcionando casi todas las tardes desde octubre, pero Mohamed reconoce que hay días en los que hay más afluencia que otros. Esos días suelen ser el viernes, sábado y domingo por la tarde, cuando la gente aprovecha para pasear por el centro porque no están trabajando; y sobre todo los días de fiesta en Navidad. Y es que esos días por la tarde se forman largas colas ante los puestos de castañas, porque es una tradición para la ciudadanía melillense.
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