LAS OBRAS de peatonalización de las calles del centro de la ciudad han convertido transitar por algunas calles en un carrera de obstáculos y el acceso a algunas de las zonas es harto complicado. Ya hace unas semanas, en El Faro hablábamos de la situación de “aislamiento” en la que habían quedado algunos portales y comercios y la dificultad de vecinos y transeúntes tenían para acceder sin tener que dar una vuelta a varias manzanas. En algunos tramos no se puede andar por la acera y es precios hacerlo por la carreta, con el peligro que eso conlleva.
Las obras que ahora mismo sufrimos están destinadas a mejorar la calidad de vida de los vecinos y de los melillenses en general, eliminar el exceso de tráfico rodado y crear una zona atractiva para impulsar el comercio y la hostelería de la estas calles parece una buena idea pero, mientras se logra este objetivo, no se deben generar perjuicios a los ciudadanos. Seguramente se podrían tomar algún tipo de medidas para minimizar las molestias que actualmente se están generando y aliviar el desgaste que sufren los vecinos de la zona a costa de la peatonalización de las calzadas. Las personas que viven en estas calles del centro siguen necesitando acudir a su puesto de trabajo, llevar a los niños al colegio o hacer la compra y los efectos de las obras no deberían alterar sus vidas tal y como lo están haciendo.