La campaña de vacunación avanza sin parar. Diariamente decenas de personas acuden a los puntos dispuestos por Salud Pública para recibir un pinchazo contra el coronavirus.
Tras un año y cuatro meses de pandemia, en la que se vivieron dos meses confinados en los hogares, más de 9.000 infectados en la ciudad y 97 fallecidos, la normalidad parece estar más cerca.
Gracias al modo en que se está reaccionando, se va haciendo frente a una pandemia que, sin estar controlada, va aparcando los peores datos. La importante y exitosa campaña de vacunación que se está llevando a cabo -vacuna que llega, vacuna que se pone- ha posibilitado que ya esté comenzándose la vacunación entre los más jóvenes y los distintos grupos avancen a un buen ritmo. De seguir así, volveremos tras las vacaciones con la población protegida, intentando -ahora sí- rehacer la vida e ir integrándonos en una normalidad tan deseada como esperada.
Han sido meses muy difíciles, pero las autoridades sanitarias han sabido reaccionar moviéndose rápidamente con la adopción de decisiones que han sido claves:el disponer de varios puntos de vacunación para acelerar la administración de dosis; la segunda, ofrecer una cantidad de test para prevenir, proteger y detectar el virus.
A estas dos patas se ha sumado la tercera, y ahí hemos estado los ciudadanos ofreciendo nuestra responsabilidad para evitar contactos innecesarios, para cumplir con las normas que nos daba Sanidad, para poner de nuestra parte para cumplir con los requisitos que nos orientaran hacia una mejor gestión de la crisis. Iniciada ya la vacunación en los jóvenes, avanzándose la del resto de grupos, se puede ir viendo la luz al final de un túnel que nos ha aportado demasiado sufrimiento pero del que, entre todos, podremos salir.