El día en el que España ha registrado 42.885 diagnósticos, la segunda mayor cifra en un día de toda la pandemia, y se ha registrado un nuevo aumento de la incidencia acumulada hasta los 828,57 casos por cada 100.000 habitantes, casi 33 puntos más que el pasado jueves, Melilla ha registrado su tercera jornada consecutiva con más de 80 nuevos casos y ha superado la media nacional de IA, quedando como la octava más elevada. Además, se sitúa como la tercera región del país con un mayor porcentaje de camas UCI covid ocupada.
La expansión del virus se está descontrolando y nos acercamos a las cifras que vivimos en los peores momentos de la primera ola. Mientras, las Comunidades Autónomas se esfuerzan en exprimir los márgenes que les permite el actual decreto de alarma para endurecer las medidas sanitarias e intentar un avance de la enfermedad que está siendo especialmente virulento.
Mientras, el Ejecutivo central no ha dado muestras de tener intención de tomar nuevas medidas que pudieran complementar o reforzar las existentes y las expectativas son verdaderamente funestas.
La parálisis del Gobierno central, que además ha censurado algunas de las normas marcadas por algún dirigente autonómico, se torna cada día que pasa más incomprensible. Los datos no invitan al optimismo, todo lo contario, y si no se implementan nuevas directrices podríamos encontrarnos a mitad de febrero con que la única salida que nos quede vuelva a ser un confinamiento duro como el decretado en marzo.
El tiempo apremia, es necesario que se tome en serio el momento en el que nos encontramos, no se puede esperar a que pase el tsunami de contagios provocado por la relajación de los normas durante las fiestas navideñas confiando en que la situación mejorará. Urge actuar ya, mañana puede ser demasiado tarde.