Aquí, queridísimos, acaba el segundo tomo del diccionario, diez capítulos, diez semanas, recopilando voces, expresiones y ocurrencias en este tiempo de desolación.
La próxima semana, empezaremos a considerar sucesos nuevos en el tomo tercero, si Dios quiere, por supuesto.
Estoy muy agradecido a cuantos me han aportado sugerencias, opiniones y voces nuevas, muy especialmente a mis dilectos don Jorge Hernández Mollar y don Manuel Felipe Sánchez Guerrero, que me aportan ideas y modismos.
A don José María González Espina, prócer benalupense, divertidísimo compañero, también le agradezco su aportación de ‘borrico jarto libros’ que me facilitó don Manuel Felipe.
Al profesor Rodríguez- Ponga, mi querido Rafa, su generosidad por facilitar a este diccionario su entrada en la Universidad.
A don Antonio Gómez de Barreda y Lavín, imprescindible compañero de mi gloriosísima promoción del 66, mi reconocimiento por su paciencia con este escribidor.
Vamos pues y dejémonos ya de pregones y de ‘laudatios’.
Alturas de miras
Una estupidez supina que se invoca con frecuencia, sobre todo desde el gobierno podemita, para engañar a los sufridos ciudadanos y a la pasmada y vergonzante oposición, repito, a la pasmada y vergonzante oposición.
Cualquier perfidia publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), se justifica conque hay que tener ‘alturas de miras’, naturalmente a los ciudadanos en general, menos a los pérfidos, ya lo decía Orwell, que todos somos iguales, pero uno más iguales que otros.
El gobierno podemita se aplica a ello con concienzuda delectación.
Las leyes que aherrojan al español al Hades y la creación del delirante ‘ministerio de la verdad’, son muestras de ello, mientras la oposición se dedica a pegarse pellizquitos de monjas entre sí.
Infodemia
Entrada que debo a mi dilecto don Jorge Hernández Mollar, realmente el ‘palabro’ en cuestión, aparece en el BOE número 292, página 96674, Sección III, segundo párrafo.
No tenía ni la más remota idea de su existencia, hasta tal punto que en principio creía que se refería a ‘linfodemia’, pero no, el engendro está cocinado en las ergástulas de la Moncloa, que dirige don Iván Redondo (mejor decirle, Ivanovich).
El neologismo, al parecer es válido y significa sobreabundancia de información, generalmente falsa.
Yo me creía que era de aplicación a las ruedas de prensa de Illa (el de las mascarillas), del libertino Simón o de su señorito, pero no, resulta que es un mecanismo de censura y represión, publicada por los podemitas detentadores del poder. ¡Venezuela a la vista! Desde el tercer viaje de Colón, no la habíamos descubierto, ojalá vinieran Colón y otros ‘colones’.
Gerundios
Modo de conjugación gramatical, bastante abstrusa de manejar en los análisis sintácticos que se usaban en mi adolescencia marianista.
En la actualidad, el significado entraña un peligro indudable, en efecto, cuando Illa (el de las mascarillas), el libertino Simón y demás miembros de la cofradía de los inútiles, utilizan ‘pensando’, ‘trabajando’, ‘estudiando’, viendo, observando”, hay que ponerse en lo peor, sobre todo si el gerundio va antecedido de ‘estamos’.
La verdad es que el gerundio ha creado escuela y es gracioso ver y oír a los miembros de la banda, descubrir modos de conjugación, de los que ignoraban todo.
Como todos los conversos hacen del gerundio y de tantas cosas, dogmas de fe.
Al final va a resultar que el gran Nebrija era un falsario.
Transversalidad
Debemos a la distinguida y eterna "estudiante" doña Adriana Lastra, importante vocera socialista que naufragó en las playas del COU, frustrándose así su prometedora carrera vacacional universitaria, esta extraña palabra.
Porque ¿qué significa este misterioso concepto? ¿a qué se refiere? ¿quiénes nos veremos afectados por él? ¿por qué lo saca cada dos por tres, la insigne bachiller?
Mis espías paraguayos me informan, que cuando se evoca este inquietante principio tan usado por la distinguida doña Adriana, significa que "siempre la perspectiva del género constituya un eje de análisis de todas las normativas que se desarrollen". ¿Ustedes han entendido algo? Yo tampoco, pero cuando doña Adriana lo utiliza tanto, por algo será.
Sostenibilidad
Otra carajotada máxima utilizada por los carajotes con iniciativas, según acertada descripción de mi entrañable don Manuel Felipe Sánchez Guerrero.
¿Qué es ello? ¿Qué es ser sostenible? ¿Por qué tenemos que ser sostenibles? ¿Durará la sostenibilidad hasta el día del Juicio? (Ahí, ahí, veremos al libertino Simón). ¿Formará parte el concepto de los Novísimos y Posteridades?
Salgamos de dudas llamando a mis espías paraguayos, “cualidad de sostenible, especialmente las características del desarrollo que asegura las necesidades del presente sin necesidad de comprometer las necesidades de futuras generaciones”. ¿Comprendido? Pues esto es lo que hay, a ver que dice doña Adriana.
Pues nada, finis corónat opus, o sea, se acabó lo que se daba, la próxima semana, más.
Que no le falte agua al elefante.