Es la primera usuaria de Proyecto Hombre Melilla que esta semana recibió el alta tras cerca de dos años de tratamiento para abandonar una vida “de sufrimiento”.
“Nadie se droga porque sí, siempre hay alguna experiencia o vivencia que le ha llevado a eso y lo suple con la droga”. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado la melillense A.S., aunque conocida como Mai, quien esta semana se ha convertido en la primera graduada en Proyecto Hombre Melilla y ser dada de alta tras dos años de tratamiento. Por ello, la entidad que el pasado mes de febrero abrió sus puertas en Melilla y en compañía de familiares y amigos, Mai tuvo su fiesta de graduación en la sede en el Cargadero del Mineral.
“No eres consciente de lo que te está pasando a tí pero sí del sufrimiento de la familia y mi madre”, afirmó Mai recordando su vida antes de entrar en Proyecto Hombre. Fue precisamente su madre quien la animó a ponerse en tratamiento para superar una adicción que la estaba llevando “a la absoluta soledad”.
Desde el primer momento en el que entró en Proyecto Hombre, en Málaga, Mai tuvo claro que “el cariño y la cercanía de la gente” hizo que ella misma viera posible “el cambio”. Harta de ser “el bicho raro”, Mai volvió a tener esperanza, asumir el pasado “y dejarlo donde está” así como aprender a “perdonarme a mí misma y a aceptarme como soy”.
La primera premisa que se aprende en Proyecto Hombre es que “nadie se droga porque sí”. A partir de entonces las personas que ingresan en la entidad inician un viaje dentro de sí mismos para determinar las causas que les llevaron a consumir drogas y a enfrentarse a sus propios traumas y temores, aceptarlos y a “seguir adelante”.
Esta melillense terminó su tratamiento en Melilla, su ciudad natal, y gracias al equipo dirigido por Juan José Soriano, ha conseguido volver a encauzar su vida, recuperar su trabajo, renovar amistades y volver a tener esperanza. En la reunión que ambos mantuvieron esta semana en la sede del Cargadero del Mineral, Mai reconoció haber recuperado su autoestima, aceptarse tal y como es y “descubrir que hay cosas buenas en mí”.
El camino no ha sido fácil pues tras ingresar en la Comunidad Terapéutica, Mai confesó haber “llorado lo que no está escrito” por todo aquello de su pasado, sus experiencias vividas que no aceptaba y que ahora, a pesar de ser doloroso, “no hay que martirizarse y sobrellevarlo”.
Además, Mai ha tenido que ir enfrentándose a pequeños y grandes retos durante su tratamiento y es que sólo poniéndose a prueba podía descubrir todo su potencial. “He vuelto a recuperar mi rol en la familia, superar los miedos, la culpa, afrontar las cosas y empezar a ser yo otra vez y a sentirte dentro de la familia”, afirmó.
Y es que el mayor enemigo para una persona es “la cobardía” que debe convertirse en una apertura “a las nuevas oportunidades”. Más rápido de lo que Mai pensaba, volvió a retomar su vida y su trabajo. El miedo a ser ‘la comidilla’ en su entorno laboral se desplomó por completo al comprobar por sí misma que tras dos años ausente “las palabras se las lleva el viento y sólo he recibido mucho apoyo y mucho cariño”.
Cabe destacar que todo aquél que pasa por Proyecto Hombre, en un momento dado, puede encontrarse con esas ‘amistades’ del pasado que pueden ser una tentación y echar por tierra todo el trabajo realizado. Para esta melillense ha sido más fácil de lo que pensaba y “sólo he tenido que decir dos veces ‘Déjame en paz’ porque esas personas me llevaron al sufrimiento”.
El panorama no puede ser más alentador para Mai, pues al recuperar a su familia y a sus amigos “de verdad”, esos que “están en lo bueno y en lo malo”, el futuro para ella es simplemente “perfecto”. “Con mi familia he conseguido los logros que quería, me encanta mi trabajo y el logro más importante es que he conseguido recuperar mi autoestima”.