Los melillenses salieron ayer a pasear y hacer deporte por primera vez tras siete semanas de confinamientos. 47 días durante los que la mayoría de los ciudadanos han cumplido con responsabilidad y se han mantenido en sus domicilios para evitar la propagación del coronavirus. Salvo excepciones, el conjunto de la sociedad ha seguido las normas decretadas por el Gobierno central y se ha quedado en casa, mostrando madurez, solidaridad y disciplina.
Ayer, fuimos testigos de este compromiso de la ciudadanía con la lucha contra la pandemia y el trasiego de personas fue ordenado y se mantuvieron, en general, las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Melilla y los melillenses han cumplido y siguen cumpliendo, no sin esfuerzo, con las normas.
Hubo quien confundió las franjas horarias definidas para poder salir de casa pero es lógico que el primer día en el que se aplica esta nueva medida existan desajustes. Con el tiempo todos nos acostumbraremos a esta nueva normalidad y este tipo de descuídos dejarán de existir.
Ayer, también supimos que, como era de esperar, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, solicitará al Congreso una nueva ampliación del estado de alarma. Por el momento, seguimos en alerta contra el COVID-19 y aún queda mucho para que podamos retornar nuestra vida cotidiana.
Por el camino se ha perdido mucho. Miles de vidas y el pulso económico. La crisis poscoronavirus va a golpear con fuerza a nuestro país y especialmente a Melilla, donde la situación anterior a la pandemia ya era grave.
Los ciudadanos han demostrado mucho en esta crisis por lo que ahora le toca al Gobierno, tanto central como local, devolver el esfuerzo de los melillenses. Las ayudas a familias y empresas deben empezar a fluir sin más dilación, es imprescindible tapar la herida antes de que el paciente se desangre. Cada minuto cuenta y el tiempo que se pierda en lanzar un salvavidas a la economía no hace más que acrecentar un daño que después costará mucho más reparar.