Gorda Bella, que es un poco gorda y muy bella, es una gata de 12 años que espera a que una familia la acoja. Vive en el centro que tiene la Protectora de Animales desde muy pequeña y los voluntarios que la atienden no comprenden cómo aún no lo han adoptado porque no puede ser más cariñosa.
Sin conocer a la persona, se arrima a ella y no para hasta que le hacen mimos. Tiene una rinitis crónica y por eso tiene una nariz con una pequeña herida. También tiene positivo en calicivirus tipo uno, que no afecta a los humanos, pero en leucemia o inmunodeficiencia felina no ha dado positivo.
La gata no puede ser más entrañable porque solo quiere caricias. José, uno de sus cuidadores, asegura que no ataca nunca. Sería perfecta para una casa en la que los humanos también necesiten cariño porque Gorda Bella no para de darlos. También es una gata ideal para familias con niños. José subraya que, quien adopte a esta gata, se lleva un felino de diez a su hogar para su familia.