Fraternidad, alegría, satisfacción... Una mezcla de sensaciones ‘ha invadido’ este miércoles la explanada a los pies de la Legión. Mujeres y hombres de todas las edades han acudido hasta allí para empezar la jornada con el rezo colectivo que marca el principio del fin del Ramadán.
Ellos, justo tras el imán; ellas, al fondo, dentro de lo que en realidad es un campo de fútbol. Todos mirando hacia La Meca.
La ciudad se desperezaba en un miércoles que parecía domingo. Hasta ese rincón de Melilla llegaban personas solas, en familia y en grupos; andando, en coche o autobús. Todos sabían dónde tenían que situarse; algunos, muchos, lucían sus mejores galas.
Desde el suelo, las alfombras luchaban contra el viento. Pero nada se ha interpuestos entre los fieles y el Eid al-Fitr, que rompe el ayuno y une, aún más, a la comunidad musulmana.
La alegría y la emoción han sido las notas dominantes: “Después de lo que conlleva haber cumplido con este mes, esto supone la satisfacción de llevarlo a cabo, vivirlo con mucha devoción; es el día de la recompensa”, ha contado a los periodistas Sidi, que ha ocupado una de las primeras filas.