Ayer, se celebró en la Asamblea el Debate sobre el estado de la Ciudad. La cita anual para hacer balance sobre Melilla, repasar aquello que se ha logrado y lo que queda por alcanzar, se quedó en un mero trámite en el que cada cual expuso el mismo argumentario que pregona día tras día sin aportar ningún matiz
Desde el Gobierno de la Ciudad Autónoma, el PP y el Grupo Mixto, se defendió la gestión del Ejecutivo y se pusieron en valor tanto las últimas rebajas fiscales como las medidas de carácter social que se han implementado. Se pidió una mayor implicación del Gobierno de la Nación y se afeó la ausencia de la ampliación del puerto en los Presupuestos Generales del Estado para este año.
Desde la oposición, se atacó al Gobierno sacando a colación los temas de siempre, a saber: el paro, la falta de infraestructuras y de seguridad y las carencias del transporte. También hubo espacio para echar en cara a Ejecutivo local que exijan a Madrid lo que no exigían cuando el Partido Popular gobernaba el país. No faltaron tampoco descalificaciones personales y comparaciones desafortunadas para aderezar los discursos.
Los diferentes grupos que forman la Asamblea y el Ejecutivo no se movieron ni un ápice, ni para bien ni para mal, del manido discurso que cada uno maneja cada semana en ruedas de prensa, comparecencias y comunicados, convirtiendo el debate de ayer en un intercambio de golpes fútiles, intrascendentes frente a un contrario que ha desarrollado una dura coraza frente a los ataques habituales.
En resumen, una pugna sin sorpresas, no especialmente interesante para el ciudadano y donde cada cual fue a hablar de su libro y poco más.
La diferencia son las cifras. No hemos mejorado en nada, así que lo que diga el desgobierno, empieza perdiendo...