Como ha venido a señalar el portavoz del Ejecutivo local, una Melilla sin iniciativas está condenada a la subsidiación y el estancamiento. Por eso, el proyecto de ampliación del puerto debería gozar del apoyo de todos los melillenses y sus entidades, estamentos y partidos políticos más representativos, sin opción a interponer cuestiones partidistas o electorales como las que, en la actualidad, siguen boicoteándolo o cuando menos paralizándolo.
El proyecto, basado en un sistema de autofinanciación, cuenta con posibles inversores y se asienta en tres pilares fundamentales: De un lado, dotar de más terreno industrial a la ciudad; de otro, crear una nueva actividad económica al amparo del negocio de trasbordo de contenedores de mercancías; y, en tercer lugar, desarrollar la propia dinámica de negocios de la Autoridad Portuaria en lo tocante a iniciativas de tipo marítimo-portuario.
El proyecto no obstante necesita del apoyo del Estado para salir adelante. Ya cuenta por unanimidad con el respaldo del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria. Apoyarlo es sólo cuestión de voluntad política.