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La calle ha sufrido un visible cambio l Se ha puesto en marcha un diseño urbano que trata de dar prioridad al peatón, pero que sigue generando rechazo entre algunos comerciantes
La calle Carlos Ramírez de Arellano ha sufrido una clara transformación. Se partió de un diseño que priorizaba el uso del coche y arrinconaba a los peatones. Sin embargo, desde que en el año 2015 se peatonalizó la calle, se ha puesto en marcha un diseño urbano en el que se trata de priorizar el tránsito de los viandantes, al menos de forma parcial, ya que parte de la vía sigue abierta a los conductores de coches.
La operación no se ha quedado ahí. El aspecto de la calle ha seguido evolucionado. Ahora, hay menos tránsito y se ha llenado de gente sentada en bancos instalados recientemente, grupos charlando y niños jugando. En los últimos días también se han colocado 38 maceteros para que los coches no puedan aparcar en doble fila. Además, desde ayer hay un total de 13 pivotes frente a los árboles, que suponen el punto verde de Ramírez de Arrellano. Se pretende evitar que los conductores estacionen en los alcorques del arbolado viario.
Objetivo
Con todas estas medidas se quiere garantizar tanto la seguridad peatonal como la movilidad de todo los usuarios. La Ciudad ha dado así uno de los pasos para solucionar la necesidad de Melilla de tener un cambio de modelo urbano para lograr una ciudad amable y conseguir un modelo sostenible. De hecho, parte de la responsabilidad de las instituciones está en garantizar a los ciudadanos una mejora de su salud, su seguridad y su calidad de vida.
Rechazo
La peatonalización de Ramírez de Arellano sigue generando el rechazo de parte de los comerciantes, que aseguran que sus ventas no han hecho más que caer.
Son conscientes que la peatonalización en calles comerciales suelen ser una inversión a medio plazo, pero consideran que ya ha pasado más de un año y que los frutos siguen sin llegar. La frustración y la impotencia están a la orden del día. “Es cierto que ahora hay menos coches, pero los comercios están completamente vacíos”, se queja Juan García, de la tienda Jobel. “Ni en Navidad, cuando la gente suele consumir más, hemos percibido mayor bullicio”, lamenta.
Kamal, de la cafetería Al Karam, cree que la peatonalización sí le repercute positivamente. “Sobre todo los fines de semana hay más movimiento”, dice. No obstante, sigue observando malas prácticas entre los conductores. “Colocaron hace unos días unas jardineras, pero la gente que sigue aparcando en doble fila. Tuve que llamar a la Guardia Civil porque el coche obstaculizó la vía e impedía el paso de los demás”, cuenta.
Armando Levy lleva cuatro años al frente del estanco de Ramírez de Arellano y señala que la zona tiene un aspecto más bonito, pero que los ciudadanos siguen sin entrar a las tiendas. “La gente pasea, pero no para entrar a comprar. Lo que más veo son niños jugando a la pelota”, apunta.