Resulta muy comprensible que un ministro del PSOE como José Blanco se reúna con sus correligionarios socialistas de Melilla y con los socios locales de estos, caso de los cepemistas, para abordar asuntos de interés para nuestra ciudad. Usar la mejor correa de trasmisión que supone la pertenencia a un mismo partido es una herramienta lógica en el devenir político.
Lo que no resulta nada lógico es que el ministro haya abandonado por el contrario de forma tan extrema sus claros compromisos con Melilla. José Blanco viajó a nuestra ciudad en septiembre del año pasado y nos prometió solucionar el problema de la carestía de los pasajes de avión en las líneas con Melilla antes de finalizar el 2009.
No sólo no cumplió su promesa sino que creó una Comisión Bilateral en la que participaba también la Ciudad Autónoma que dejó de convocarse poco antes de las pasadas navidades, sin ofrecer ningún tipo de solución ni esbozar tampoco alguna clase de acuerdo que permitiese barruntar alguna mejora frente al terrible hándicap de nuestros transportes, tal cual es el prohibitivo precio de los billetes de avión en los enlaces con nuestra tierra.
La solución que proponía el Ministerio no requería de tantas reuniones ni propuestas. En realidad, no pretendía aportar ni un solo euro más para paliar la insularidad de facto que padecemos los melillenses. Pretendía desviar todo el dinero que gasta en subvencionar a los residentes en Melilla el 50% del coste del billete, en beneficio de una mayor subvención para un solo enlace, tal cual sería el de Málaga por ser estadísticamente el más utilizado por los habitantes de Melilla.
La opción, como se comentó en su momento, suponía sin embargo condenar a su desaparición a otras líneas igualmente vitales, como es especialmente el enlace directo con Madrid, igualmente muy utilizado y especialmente caro si quien se sirve de él no se beneficia del descuento por residente. Hoy en día, viajar a la capital de España sin opción a prever el viaje con una antelación mínima de un par de meses, puede suponer que el coste del billete se dispare para el residente en torno a los 400 euros, lo que para un foráneo supone duplicar la cantidad hasta un total imposible de asumir. De hecho, quién va a venir en vuelo directo a Melilla desde Madrid al precio de unos ochocientos euros ida y vuelta. Está claro que nadie salvo quien no tenga más remedio que el de someterse a semejante latrocinio.
La situación se complica si se pone en marcha la medida anunciada por el Ministerio de Fomento de poner un tope a la subvención en las tarifas de la clase business o de negocios que es, precisamente, la que más se vende en Melilla, puesto que los vuelos de la franquicia Iberia Regional que Air Nostrum explota en el mercado aéreo con nuestra ciudad son precisamente de la clase business, aunque ello no impida que en el mismo vuelo se combinen otras tarifas económicas, reducidas, de clase turista o sujetas a promociones especiales como la última, de unos 60 euros ida y vuelta, para un total de unos 60.000 billetes en el mismo enlace con la capital malacitana.
La inquietud es de todas formas creciente y se trasforma en preocupación cuando vemos que el ministro Blanco no sólo desatiende sus promesas sino que las ignora abiertamente. Queda nada prácticamente para las próximas navidades y no hay perspectivas de que algo cambie, salvo que tras la reunión con Aberchán y Muñoz algo varíe finalmente.
Pero aún siendo así, resultaría ofensivo y un claro ejemplo de maltrato a la Ciudad Autónoma de Melilla si finalmente se pacta una solución desde el Ministerio de Fomento con los dirigentes de la coalición PSOE-CpM, sin dar voz ni hacer partícipe de la misma a nuestra principal institución local.
Con el transporte no se debería jugar electoralmente. Resulta demasiado grotesco teniendo en cuenta que es un servicio esencial para los melillenses que no admite partidismos ni ambiciones electoralistas.
Queda por ver qué va a suceder pero esperemos, al menos, que lo que Blanco nos prometió de color de rosa no termine con nubarrones negros e intolerables recortes en una subvención que de no existir convertiría en más prohibitivo aún salir o llegar a Melilla por l vía aérea.
El ministro Blanco debe cumplir sus compromisos y cuando menos debe explicar sus planes de recorte de la subvención del 50% para residentes en los precios de los billetes de avión.
