No siempre la realidad se adapta a nuestros sueños aunque, a pesar de todo,
merece la pena soñar.
Conque uno solo de los sueños imaginados se cumpla, ya compensa haberlo intentarlo.
Aceptar las dificultades surgidas y estar dispuesto a sobrepasarlas, ya deja abierta la puerta hacia esa libertad siempre soñada.
CAMINO A LA LIBERTAD
Yo, que creí en las ideas,
que pensé que sus conceptos
eran conceptos de ley;
que sus doradas palabras
eran velas sobre el viento,
surcando aguas bravías
para recalar a puerto.
Yo, marinero en la barca
que busca auroras de cielos,
repletas de luces blancas,
sobre horizontes abiertos;
bogué, en las noches oscuras,
en el mar, sobre un desierto
de soledades y brumas.
Yo, recorrí los caminos,
con la conciencia en el alma
y el entusiasmo en el cuerpo,
llevando como bandera:
la equidad en los derechos,
la libertad en las ideas
y la ilusión en los sueños.
Encontré duros escollos
de rojos tornasolados,
oí a las falsas sirenas
murmullos desafinados.
Sorteando las altas mareas,
cogí el timón en mis manos
y miré de frente al mundo.
Viré suavemente la proa,
erguida en la inmensidad,
y partí, buscando otro rumbo,
camino a la libertad.
Del libro: ‘Tiempo oblicuo’