Paciencia, tiento, delicadeza y amor. Mucho amor al oficio. Son los ingredientes esenciales para poder seguir adelante con profesiones tan especiales como el trabajo del mimbre, la cerámica, la alpaca, el cuero o el hierro, entre otros.
Carmen es una murciana que lleva cinco años consecutivos acudiendo al Mercado Renacentista. Es tejedora de mimbre, algo que le apasiona.
Como ella, se pueden encontrar a lo largo de todo el mercado distintos puntos donde se encuentran algunos de estos oficios. “A mí me encanta, yo es que soy apasionada de esto, a lo mejor la gente lo ve como un churro, pero yo creo que el arte está en cualquier manifestación como esta”, cuenta a El Faro.
No se vive del mimbre
Es una profesional del trabajo del mimbre y lleva consigo una noble función como ella misma afirma: “A parte de que nos gusta tejer con mimbre, nuestro cometido es que no se pierda el oficio y la tradición”. Realizan cestos, botelleros, cubrebotellas, canastos, pulseras y hasta tocados para las señoras. “Desgraciadamente del mimbre no se vive. No se vende lo suficiente como para poder vivir de él. Pero lo asumimos, porque nos gusta. No queremos que se pierda y pretendemos que la gente lo vea, sobre todo los niños, y se den cuenta de que hay mucho más allá de la Universidad.