El dirigente de la asociación sostiene que la reunión válida es la que se celebrará el 8 de febrero.
No termina de quedar claro cuándo, pero lo que es seguro es que los vecinos del Tesorillo celebrarán una asamblea extraordinaria. Sin embargo, en esta disputa hay dos facciones enfrentadas. Por un lado está el presidente de esta asociación vecinal, Manuel Suárez, que sostiene que la reunión oficial está convocada para el próximo 8 de febrero, mientras que en el otro lado, una Gestora de socios asegura que realizará este encuentro esta misma tarde, a las 18:30 horas.
Detrás de este desacuerdo de fechas, hay sin embargo, una cuestión más profunda, que nace del descontento de un grupo de socios con la gestión del presidente. Este conjunto de miembros se ha organizado en una Gestora, que dice tener el apoyo de más del 30% de los actuales integrantes de la asociación.
Esta cifra les permitiría solicitar que se celebre una asamblea extraordinaria, algo que Suárez niega, dado que se aferra a que, de los entre 130 y 135 socios que dice que tiene la entidad, apenas son 22 los que han firmado esta petición.
Baile de cifras
En el otro rincón, los vecinos descontentos dicen que el presidente ni siquiera vive en el barrio, lo que le deslegitima para ponerse al frente de la organización, y apuntan que el registro de socios con que cuenta Suárez no está actualizado, por lo que sus firmas son suficientes.
Además, los socios que quieren que Suárez deje de ser presidente argumentan que éste no ha llevado a cabo la asamblea ordinaria que se debe realizar cada año. Suárez, sin embargo, mostró a El Faro una fotografía de una asamblea vecinal.
El conflicto, del cierre de la sede a una discusión “de ámbito privado”
Depende a cuál de las dos partes se pregunte, aseguran que el conflicto que ha originado dos facciones de socios en la asociación vecinal del Tesorillo responde a una u otra cuestión. De hecho, los miembros descontentos con la gestión del presidente, Manuel Suárez, sostienen que éste hace y deshace a su antojo, llegando a cerrar la sede sin previo aviso porque se tenía que ir de viaje. Lamentan que no dejara a nadie al cargo de las llaves.
Por otra parte, Suárez se limita a decir que se trata de una discusión “de ámbito privado” entre dos socias, en la que asegura que no quiere entrar.
“Como presidente de la asociación no puede cerrar la sede cuando quiera”, argumentan los vecinos que se han organizado en una gestora, que dicen que debería haber un secretario que se encargase de estas labores si el dirigente se marcha de la ciudad.
Además, estos vecinos descontentos no terminan de creerse que la asamblea que convoca Suárez vaya a celebrarse el 8 de febrero, como dice, porque indican que “jamás” ha realizado ninguna de estas reuniones.