Ayer fue el día de evaluar daños, hacer balance, comprobar el estado de los edificios tras el terremoto y las réplicas que le sucedieron.
Sobre todo en la zona centro de la ciudad, los desperfectos fueron numerosos, con el añadido de que afectaron, en muchos casos, a emblemáticos inmuebles de Melilla (encuadrados en el conocido como triángulo de oro). Es el segundo patrimonio histórico arquitectónico modernista más abundante de Europa tras el de Barcelona.
Sin embargo, dado que los daños no han sido graves, desde la Ciudad se ve esta situación como una oportunidad de adecentar los edificios, que ya presentaban deterioro antes del seísmo, ya que las reparaciones se realizarán con mejores materiales y técnicas.
De hecho, el consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, estimó que, quizá ahora, muchos propietarios se animen a solicitar las ayudas destinadas a la rehabilitación.
La sacudida causó daños en casi medio centenar de edificios, públicos y privados, destinados a viviendas e instituciones; entre ellos, además del Palacio de la Asamblea, el Casino Militar, la Cámara de Comercio, la Biblioteca, la Plaza de Toros, la Casa de los Cristales, así como la mayoría de parroquias, sobre todo la Iglesia Castrense.
También hacían ayer balance, e intentaban recuperar la normalidad, varias asociaciones profesionales: empresarios, comerciantes y hosteleros. En líneas generales, las tres entidades se congratulaban de que, después de todo, Melilla había escapado de la catástrofe con menos daños materiales y personales de los que podían haberse producido, dada la intensidad del seísmo.