La Viceconsejería de Mujer y Juventud ha organizado clases de defensa personal para mujeres que han sufrido violencia machista.
La idea es interesante, además de efectiva. Para salir de los malos tratos lo primero que hace falta es ayuda. Y es justo esto lo que está haciendo la Ciudad, enseñando a las mujeres a defenderse de su agresor. Para nadie es un secreto que un segundo nos puede cambiar la vida.
El monitor de las clases que se están impartiendo en el gimnasio Olympic de Melilla cuenta lo difícil que es para muchas de estas ‘alumnas’ reaccionar cuando están contra la pared.
Para ellas, las clases son una forma de regresar a una de las muchas escenas de violencia machista que han tenido que soportar en casa y en silencio.
La iniciativa de Mujer y Juventud es muy acertada no sólo porque ayuda a víctimas de malos tratos a aprender a defenderse sino también porque les enseñan a ganar tiempo, que no es otra cosa que aferrarse a la vida.
Dentro de poco, el día 25 N, celebraremos el Día Contra la Violencia Machista y lo haremos en un año que ha sido especialmente duro para las mujeres de este país.
Los malos tratos no entienden de clase social ni de nivel educativo, ni de raza, ni de ideología ni de religión. Es como la corrupción: una plaga.
Y contra ella sólo valen los recursos que podamos poner a disposición de las víctimas: desde el 016, ese número de teléfono que no deja rastro para animar a denunciar a los maltratadores, hasta las clases de defensa personal que está organizando la Viceconsejería de Mujer y Juventud.
Pero lo más importante es dotar a las víctimas de medios para que puedan vivir lejos del maltratador del que, en muchas ocasiones, dependen económicamente.
Luego podemos debatir si llamamos de ésta o aquella manera a la Viceconsejería de Mujer. Podemos hacer lo que es políticamente correcto y denominarla de “Igualdad” o seguir haciendo gala de la discriminación positiva. Con tantos techos de cristal en las empresas y tantas diferencias salariales entre mujeres y hombres lo que urge ahora es dotar a las víctimas de herramientas efectivas para que sepan que de los malos tratos se puede salir. Hay que intentarlo.