El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el coronel jefe de la Comandancia de la Benemérita de Melilla, Ambrosio Martín Villaseñor, dieron ayer la bienvenida a 50 guardias civiles y seis suboficiales que se incorporan a la plantilla de la ciudad.
Llegan siete meses después de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, lo anunciara durante la inauguración de la oficina de asilo del paso fronterizo de Beni Enzar. Dijo que los agentes estarían en Melilla antes de que acabara el año y así ha sido: promesa cumplida.
El arribo de los nuevos efectivos deja a la Guardia Civil de Melilla en una situación envidiable. Según explicó ayer el coronel Martín Villaseñor, con las incorporaciones de ayer la Benemérita cubre casi el 100% de las plazas vacantes que tenía.
Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles aplaudieron la llegada de los 50 agentes y los seis suboficiales, pero reclamaron que se incorporen en las unidades donde más falta hacen. Sobre todo, en los puestos de la frontera, que son los más necesitados de refuerzo y los menos apetecibles.
La legislatura está a punto de acabar, pero es justo reconocer que la situación de la ciudad, en lo que compete a los ministerios de Interior y Empleo, ha mejorado. Luego podemos criticar a Fernández Díaz por pagar excursiones católicas y negarse a dar dinero a un agente de Melilla que pidió una subvención para ir a la Meca para, de esta forma, exigir igual trato a las distintas confesiones religiosas de nuestro país.
Sin embargo, hay que admitir que la concesión de asilo se ha normalizado en Melilla con Fernández Díaz como ministro; las salidas de los refugiados e inmigrantes del CETI se han acelerado y ha bajado el tiempo medio de estancia en estas instalaciones. Además se ha remodelado Beni Enzar y han empezado las obras de ampliación del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes.
Queda mucho, muchísimo por hacer y por exigir, pero en el balance ya hay promesas cumplidas. La legislatura no ha pasado en blanco para Melilla.