EL número de parados ha descendido en abril en relación al mes anterior.
Los 90 trabajadores menos inscritos en la lista del desempleo es un dato que nadie discute; como tampoco admite ninguna duda que en esa misma lista hay 599 personas más que hace un año.
A partir de estos números y de sus correspondientes porcentajes ayer, como cada vez que estrenamos un mes, volvió a haber interpretaciones para todos los gustos, desde las más optimistas a las más catastrofistas. La cautela aconseja situarse en punto intermedio entre ambas posturas. Desde ahí se puede ver que tal vez nuestro vagón haya comenzado a andar, pero también se observa que el tren ya lleva varios meses en marcha. En algunas regiones como Baleares, Aragón y Cantabria la reducción del paro en relación a hace un año se aproxima al 10%. Incluso en regiones en las que la crisis ha azotado con gran fuerza, como Murcia, donde el número de trabajadores sin empleo es similar al de las poblaciones de Melilla y Ceuta juntas, el desempleo ha caído en el último año un 8,56%.
Por el contrario, en nuestra ciudad hay un 4,92% más de parados que en abril de 2013 (un 6,05% más en Ceuta). Esos números nos devuelven a la realidad señalando claramente dónde estamos, pero también pueden servir para mirar con optimismo al futuro si tenemos en cuenta que en marzo Melilla tenía un 8,43% que un año antes.
Los próximos meses veremos quién estaba en posesión de la razón; a medida que avance el año sabremos si estos rayos de sol indican el fin de la tormenta o sólo son unos instantes de calma antes de la tempestad.
Otro dato facilitado por la directora provincial del SEPE, Esther Azancot, también se presta a múltiples interpretaciones. Afirma que la mayor parte de los 12.781 parados que hay en nuestra ciudad no ha terminado la Educación Secundaria Obligatoria. En total, un 81,4% carece de esa titulación, un hecho, que como es lógico, es valorado como muy preocupante por Azancot. Por el contrario, el paro ha descendido entre los ciudadanos con mayor cualificación.
Es evidente que hace falta elevar el nivel académico de nuestros trabajadores, aunque ello no suponga que automáticamente vayan a encontrar un empleo. Si mejora su formación es muy probable que cada vez haya menos parados sin título de ESO y más desempleados mejor cualificados. Pero la presencia de un mayor número de trabajadores con mejor preparación servirá para que sea factible, por ejemplo, poner en marcha proyectos empresariales que hoy resultan complicados por la necesidad de traer profesionales de la península.
Al mismo tiempo, la mayor cualificación de nuestra población en edad de trabajar evitará en muchas empresas que ya están en funcionamiento que gran parte de su plantilla esté formada por profesionales ‘importados’. Por desgracia, no siempre es posible hallar entre los 12.781 parados el trabajador con la formación requerida.
Si a la continua llegada de ciudadanos sin empleo sumamos la de aquéllos que vienen para cubrir puestos que exigen determinada formación y pensamos en los proyectos empresariales que se quedan en el papel porque faltan los trabajadores con la preparación adecuada, tal vez hallamos encontrado otro motivo para nuestra inquietante tasa de desempleo.