Dice el delegado del Gobierno que está “desconcertado”, que no sabe por dónde entraron los 24 inmigrantes que hace una semana se plantaron ante el CETI sin que hasta ahora se sepa con certeza cómo llegaron hasta allí.
Sorprende que la autoridad gubernativa se muestre tan sincera, sobre todo en una ciudad como Melilla, con tan poco territorio y tan pocas vías de acceso a nuestros 13 kilómetros cuadrados.
El delegado podía haber dicho otra cosa, podía haber dado largas y refugiarse en estudios e investigaciones en marcha para desentrañar el misterio. Pero no, está desconcertado, posiblemente casi tanto como los cepemistas, exsocios del PSOE, que ahora, según Claret, resulta que han sido expulsados del redil socialista por su “deriva identitaria”.
No cabe duda que, al final, desconcertados vamos a terminar todos. Unos, porque no acaben de entender a cuento de qué sueltan ahora desde el PSOE lo que otrora ha servido a los mismos socialistas para acusar al Partido Popular de intentar dividir y reventar la convivencia entre la población melillense.
A buenas horas mangas verdes, que diría haciendo uso del castizo refrán cualquier ‘desconcertado’ que a estas alturas escuchara al ‘pasmado’ Claret, quien erre que erre sigue empeñado en que nunca se han dejado pasar por la frontera productos cárnicos o lácteos procedentes de Marruecos, pero que, como cualquier otro delegado del Gobierno, no tiene otra que romper la ‘supuesta norma’ ahora que toca el pase anual de borregos.
Todo puede ser que aparezca también de improviso una colonia de carneros y que en el desconcierto, desbarato o falta de gobierno, acabemos creyendo que en lugar de por el Aid el Kebir las apariciones sean cosa del programa ‘IV Milenio’.
Bromas aparte, abducciones imposibles de por medio y otra suerte de milagros que, de seguro, no van a producirse el 20N, en el PSOE siguen hilándola con dificultades para salvar la cara en unas elecciones en las que el PP está echando el resto, en lo que a Melilla y Ceuta respecta, como nunca antes lo había hecho.
Es histórico, único y sin precedente que en un programa electoral nacional, con siete medidas claves para resolver la situación de crisis financiera y solapamiento de administraciones que se da con el Estado de las Autonomías, se haga mención expresa en dos de las propuestas a nuestra ciudad y a Ceuta.
En su programa electoral nacional, en el punto 4 de las Iniciativas propuestas para el Estado de las Autonomías, el PP se compromete a potenciar “en el ordenamiento interno y en el seno de la Unión Europea, el reconocimiento de las singularidades derivadas de la insularidad y la ultraperificidad”, lo que sin duda afecta de lleno a Melilla y Ceuta.
Pero, además, en el punto 5 del mismo apartado, se añade literalmente: “Promoveremos un mayor apoyo del Estado hacia Ceuta y Melilla. Atenderemos a su condición de ser las únicas fronteras terrestres de la Unión Europea en África y diseñaremos un nuevo modelo de financiación en atención a sus especificidades y necesidades singulares”.
Lo anterior podría parecer un brindis al sol si no fuera por la insistencia y claridad con que el Partido Popular ha asumido las principales peticiones de los gobiernos ceutí y melillense para lograr un nuevo régimen económico y fiscal que permita dotar a las dos ciudades de alternativas económicas. Que, a su vez, ayude a crear medidas estructurales que promuevan la creación de empleo estable. Que consigan, en suma, superar los mayores obstáculos que nuestra situación geográfica impone a nuestras posibilidades de desarrollo económico y social.
Un compromiso crucial que se amplía y matiza aún más cuando se destaca la necesidad de conseguir un reconocimiento más amplio a nuestra insularidad o ultraperificidad y a la reacción pertinente que ello debe generar en la Unión Europea, por nuestra condición de única frontera terrestre de Europa en el continente africano.
Los compromisos del PP están tan claros como claro está que en estas elecciones se espera un comportamiento electoral que retome, si no aumente, las habituales diferencias de entre 13 y 15 puntos que se han venido registrando a favor del PP en todos los comicios generales desde la pasada década.
Nada apunta a que esta vez se repita ese estrecho 1% de diferencia, en el que tanto tuvo que ver la hoy denostada CpM, que con su petición de “abstención activa” para el 20N destierra claramente cualquier posibilidad electoral del PSOE de no repetir los penosos resultados de hace sólo seis meses. Y eso que su principal candidata, Gloria Rojas, derrocha energía, aporta un soplo de aire fresco y una renovación necesaria e incluso impostergable en el Partido Socialista melillense.
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