Reparto de puntos en un duelo muy tenso

  • Con este resultado se eleva a siete el número de partidos sin conocer la derrota

La Unión Deportiva Melilla ha vuelto a salvar un espléndido punto en el Romano emeritense, y lo ha conseguido especialmente gracias a su entrega, oficio y coraje. Con este crédito arañado tras empatar a cero en uno de los estadios más complicados de la categoría, la racha de los azulinos se prolonga hasta los siete partidos sin conocer la derrota. En un duelo con más ruido que nueces y hasta expulsiones en ambos banquillos, el barco melillense pescó en el río revuelto emeritense unas tablas que deben tildarse de positivas y que le mantienen a tiro de piedra del pelotón de cabeza.

No tardó en morder el cuadro de Uribe en un saque de falta de Kiu que pasó a las estadísticas sin apenas cumplir el primer minuto. El Melilla sacó pecho con celeridad y fue arrinconando contra las cuerdas a un Mérida que vio su primer susto de entidad en un remate del lateral diestro Pepe que obligó a poner todo de su parte a Salcedo (min. 8). El cuadro pecholata avisó por primera vez por mediación de Hugo Díaz, pero su disparo se marchó alto (min.12). El reloj de arena siguió avanzando y las pulsaciones seguían elevadas y lo peor: ocasiones contenidas.

Diakité, a la izquierda, fue el jugador más destacado de la escuadra de la UD Melilla.

Hubo que aguardar, como la botella de champán que precisa de un empujoncito para disparar su tapón y hasta la media hora no se agitó con la firma de Hugo Rodríguez. Una veloz internada del jugador local era desviada de su objetivo por un hábil Dani Barrio (min. 28), y dos minutos después el propio Rodríguez colocaba el objeto redondo a unos diez metros escorado de la frontal y el remate de Hugo Díaz era escupido por un defensor caballa en lo que pareció - y no lo fue-  un gol fantasma al cumplirse la media hora.  El cuadro de Uribe cedió un poco de terreno y ello insufló H2O a un Mérida que se creció y tuvo sus mejores minutos hasta la fecha. A siete del final del primer acto, Hugo Rodríguez pifiaba por poco un remate claro. El Melilla temblaba, pero sus defensa imponía su orden y nada ni nadie alteraba el orden de las cosas. Expiraba el tiempo reglamentario y era Santi Luque el que probaba fortuna en un remate alto tras la salida de un saque desde el banderín. Una internada inmediata de Yacine que besaba el palo izquierdo de Barrio echaba la cortina a un primer episodio con más ruido y tensión nueces.

El once pecholata saltó del vestuario con idéntica imagen: la de un equipo que sí, que lo intenta, que pone todo el corazón, pero al que le falta pegada. Hugo Rodríguez botaba un saque de esquina y el remate de Álvarez se marchaba alto (min. 46). Y el Melilla seguía ejerciendo de oyente. Sin generar pero defendiéndose, esperaba el descuido de los de Jiménez para colarse en la cubierta y provocar el susto definitivo. Y el duelo seguía en sus trece. Más bien tirado a malo, por las numerosas imprecisiones y una falta de puntería atroz.

Hugo Díaz sacudía de nuevo el árbol, driblaba con habilidad a Barrio pero su remate casi agujereaba la red… pero por el exterior (min. 58). Uribe veía que el partido se le complicaba y decidió relevar a Kiu y apostar por Jairo, un chico que destila un alto voltaje en sus piernas y botas y que rayó a gran altura en la casi media hora que pisó la hierba. En las huestes emeritenses el míster metió en el campo al viejo conocido de Uribe, Diego Cascón, que debutaba con la elástica blanquinegra. El ariete cambiaba de tornas en busca de nuevos aires. El Melilla seguía buscando sus opciones… aunque fuese a balón parado. Prieto sacaba una falta con malas intenciones pero sin fruto (min. 77). Todo parecía predestinado a las tablas finales como no tardaría en ponerse de manifiesto, aunque la tensión en el césped se trasladó incluso a los banquillos. Hubo palabras altisonantes y el míster local Jiménez y un delegado melillense fueron expulsados. El árbitro prolongó la tensión cinco minutos más que no resolvieron nada, vieron la expulsión de Diakité y las tablas finales sellaban el choque.

Desde luego a tesón, ilusión y ganas no le gana nadie a esta escuadra. Los norteafricanos, que han dejado por décima vez en la temporada su portería a cero, ya son el club menos goleado del Grupo IV. La zaga azulina ha estado a un muy alto nivel pero, de nuevo, todas las líneas del equipo han sido clave para armar el impenetrable entramado ofensivo del Melilla. Ahora tan sólo hay que centrarse en lo que será el próximo encuentro de competición liguero y donde los melillenses se tendrán que enfrentar en nuestra ciudad ante La Hoya Lorca y donde los tres puntos se presentan como claves para entrar en playoffs.

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