Nació en Melilla el 25 de enero de 1980. Desde septiembre de este año trabaja de camarero en el bar del Centro Hijos de Melilla. Simpático y jovial como es, asegura que, a medio plazo, su sueño es abrir su propio salón de peluquería.
–De ayudante. Quería sacar algo de dinero y era la manera más fácil que encontré.
–Me gusta estar de cara al público y encontrarme con gente agradable y simpática. En el reverso de la moneda, lo que menos es tener que atender a ciertas personas que no lo son tanto. Hay que aguantar muchas cosas en un bar.
–La cazuela de marisco, sin duda. Está riquísima.
–Sí. A esta edad, me gustaría tener cuanto antes mi trabajo como peluquero y ya retirarme ahí.
–Hombre, es que me gustaría dejar de trabajar en la hostelería, porque esto quema y, como he dicho antes, tienes que tener mucho aguante.
–En una peluquería uno está más concentrado y más tranquilo. Si te montas tu negocio, no hay nadie que te mande ni que esté encima de ti. Abres a las nueve de la mañana, cierras a las dos y vuelves a abrir a las cinco y a cerrar más tarde. Esa rutina me encantaría, y también descansar dos días a la semana. En la hostelería, en cambio, tienes que estar pendiente de todo.
–Efectivamente, mi ambición y mi objetivo sería montar mi propia peluquería. Algo sencillo y relajado, porque ya estoy cansado de trastornos mentales y a ver si voy a salir afectado de aquí (se ríe).
–En un bar suceden muchas cosas, pero nada especialmente raro, la verdad. Siempre es más o menos lo mismo.
–La que más me gusta es un insulto, así que no la voy a decir, jajajja.
–Cualquier parte de Melilla la Vieja en general me gusta mucho. Adoro pasear por allí.
–Yo siempre soy feliz. Los problemas los dejo atrás, porque, si les prestara mucha atención, me hundiría.
–A Fuengirola. Es mi sitio favorito. Ahí he vivido experiencias bonitas.
–No, la verdad. Prefiero quedarme donde estoy.
–Ninguna en concreto. La que estoy viviendo ahora está mucho mejor.
–No. Muy poco. No he llegado a engancharme a ellas.
–No puedo quedarme con uno sólo. Tendrían que ser dos: el negro y el rojo.
–En general, el cus cus dulce.
–La Coca Cola.
–El verano, porque hace calorcito y buen tiempo, y la primavera, que la sangre altera.
–No tengo demasiado, pero, cuando puedo, me gusta salir fuera a comer, a pasear, a despejarme y a visitar distintos lugares. Total, que el día de descanso es para mí y me lo tomo de relax.
–Me gusta mucho el deporte, sobre todo salir a correr, que me encanta. Verlo por televisión no me hace mucha gracia. Prefiero practicarlo.
–Que no falte el delantal, que de las otras cosas siempre hay.
–La verdad es que no. Debo de ser un tipo valiente.
–No lo sé, la verdad. Yo te puedo aconsejar, pero el problema es que a mí no me aconseja a nadie.
–No hace mucho, a un cliente, le dije cómo tenía que hablar con las mujeres. Creo que es un buen consejo.
–Mi peor recuerdo prefiero guardármelo para mí. Eso no lo voy a contar. En cuanto al mejor... (se queda pensando). Lo mejor es que, de momento, estoy viviendo.
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