Los niños comienzan a ocupar sus pupitres. Esta semana habrán empezado las clases en todo el país. La rutinaria vuelta al ‘cole’, no siempre bien asumida por todos los alumnos, tiene en Melilla la dificultad añadida de unas aulas saturadas.
Son demasiados años con esta situación en los centros escolares de nuestra ciudad como para que los ‘herederos’ del presidente José María Aznar y los de su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero no hayan sido capaces de ponerle solución. No cabe ninguna excusa ante la imagen de un aula de Infantil con más de 30 alumnos. Ésta es una de las escenas, según denuncian los sindicatos, que se vienen produciendo de manera reiterada en nuestra ciudad a lo largo de los últimos cursos.
Melilla necesita que el área de la Educación, tanto en la Ciudad Autónoma como en la Dirección Provincial, sea asumida por responsables con capacidad para poner punto final a este grave problema, sin escudarse en la situación heredada ,sin temor a las consecuencias de no acatar directrices que vienen de arriba y que retrasan hasta la desesperación la puesta en marcha de soluciones. Melilla tiene muchas reivindicaciones que realizar en Madrid relacionadas con la Educación. La primera, más importante que la puntual llegada de inversiones o puesta en marcha de algún proyecto, es que los alumnos de nuestra ciudad no continúen excluidos de las periódicas evaluaciones que sirven para conocer cómo es la situación de la Enseñanza en nuestro país. El Ministerio ha optado por apartar a Melilla y Ceuta de esos estudios. Esta decisión es el camino más fácil para evitar el esfuerzo de ponerse manos a la obra en ambas ciudades autónomas. Esta estrategia del avestruz puede tener sus frutos en el debate político en Madrid. Pero la consecuencia en nuestros centros educativos son nefastas porque al no visualizarse la dimensión del problema, no hay conciencia inmediata de su gravedad. Las consecuencias de este ‘mirar para otra parte’ para no ver los problemas en las aulas las podemos constatar, por ejemplo, cada principios de mes, cuando conocemos los datos del paro. Allí, entre las regiones con más proporción de desempleados se encuentra Melilla, junto a las autonomías donde es más grave el problema del fracaso escolar, entre las que hay menor nivel de desarrollo y menos expectativas de progreso.
La ecuación es sencilla, no hacen falta muchos conocimientos matemáticos para resolverla: A mayor éxito educativo, más avance social y económico, y viceversa.
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