Romay compartió momentos entrañables con los alumnos de la Federación Melillense. La Escuela de Iniciación volvió a reanudar el trabajo esta semana después del parón de Semana Santa y tras la disputa de los Campeonatos de España de selecciones autonómicas de minibásket y lo hizo recibiendo la visita de un ilustre del baloncesto nacional como Fernando Romay que compartió más de una hora con unos alumnos que se lo pasaron en grande con las ocurrencias del noble gigantón ex del real Madrid y de la Selección Española. Romay, a su llegada, impartió una pequeña charla muy amena con todos los alumnos a los que hizo ver los valores de este noble deporte y les inculcó a valorar el trabajo de sus monitores y padres cuyo sacrificio está encauzado a la formación como personas de estos alumnos. Después de los temas “serios”, las típicas sesiones fotográficas y la revolución creada en torno a su llegada llegó el detalle de la Escuela que quiso premiar a Romay con una gran caja de bombones que entregó el alumno más joven de la escuela y que supuso potro momento de diversión ya que el pívot gallego no tuvo mayor ocurrencia que sentarse en el suelo y repartir el contenido de la caja generando una auténtica avalancha en torno suyo. Tras la perceptiva sesión de firma de autógrafos y para finalizar, Romay se hizo con un balón para jugar con los pequeños que intentaron que ‘machacara’ el aro pero él, con su genial sentido del humor lo intentaba y nunca lo conseguía encajando el balón una y otra vez entre el aro y el tablero. a Escuela de Iniciación volvió a reanudar el trabajo esta semana después del parón de Semana Santa y tras la disputa de los Campeonatos de España de selecciones autonómicas de minibásket y lo hizo recibiendo la visita de un ilustre del baloncesto nacional como Fernando Romay que compartió más de una hora con unos alumnos que se lo pasaron en grande con las ocurrencias del noble gigantón ex del real Madrid y de la Selección Española.Romay, a su llegada, impartió una pequeña charla muy amena con todos los alumnos a los que hizo ver los valores de este noble deporte y les inculcó a valorar el trabajo de sus monitores y padres cuyo sacrificio está encauzado a la formación como personas de estos alumnos.Después de los temas “serios”, las típicas sesiones fotográficas y la revolución creada en torno a su llegada llegó el detalle de la Escuela que quiso premiar a Romay con una gran caja de bombones que entregó el alumno más joven de la escuela y que supuso potro momento de diversión ya que el pívot gallego no tuvo mayor ocurrencia que sentarse en el suelo y repartir el contenido de la caja generando una auténtica avalancha en torno suyo.Tras la perceptiva sesión de firma de autógrafos y para finalizar, Romay se hizo con un balón para jugar con los pequeños que intentaron que ‘machacara’ el aro pero él, con su genial sentido del humor lo intentaba y nunca lo conseguía encajando el balón una y otra vez entre el aro y el tablero.