El 21 de enero, los veterinarios de la Ciudad Autónoma enviaron un demoledor informe al director general de Salud Pública y Consumo en el que acusan a la consejera de Salud Pública de Melilla, Francisca García Maeso, de "malentendido y exacerbado animalismo", en medio de un nivel 1 de alerta por rabia en la ciudad y de preocuparse más por el bienestar animal que por la Salud Pública.
En el informe solicitado por el PP a la Ciudad Autónoma, los funcionarios aseguran que advirtieron a la consejera de la urgencia que existía en octubre de 2021 de recoger la gran población de perros asilvestrados y sin vacunar que había por entonces en la ciudad porque de entrar algún pequeño carnívoro contagiado de rabia desde Marruecos el virus, con toda probabilidad, iba a circular entre ellos.
Un mes más tarde, en noviembre de 2021 sus predicciones se cumplieron y Melilla entró en nivel de alerta 1 por rabia. Ya hay al menos 7 perros contagiados y cinco personas que han sido mordidas.
En el informe, los veterinarios denuncian "graves problemas en el puesto de trabajo" y hablan de que la consejera entorpece y dilata en el tiempo la toma de decisiones. También dicen haber recibido amenazas veladas por parte de Maeso, a quien acusan de poner en entredicho la honradez y la capacidad de los funcionarios.
Esta situación, añaden, pone en peligro la salud de los empleados y lo que es peor, aún, la Salud Pública.
En este sentido, explican que en los últimos dos años tanto el jefe de sección de Inspección Veterinaria, responsable de Sanidad Animal y Zoonosis, Javier Burillo, como el jefe de Sección Técnica de Sanidad y Consumo, Natalia Martínez, han emitido informes avisando del peligro que supone en una ciudad como Melilla que haya animales (perros y gatos) deambulando por la vía pública sin ningún tipo de control sanitario.
En esos informes se han hecho, incluso, propuestas sobre cómo organizar el Servicio de Recogida de Animales, adscrito a la Policía Local que en opinión de los funcionarios carecen de recursos humanos y materiales para desempeñar su trabajo.
Por eso, añaden, recomendaron la contratación de una empresa externa con material y formación adecuada que recogiera todos los animales callejeros porque en octubre de 2021 la ciudad llevaba casi dos años sin ningún caso de rabia.
Lejos de tomar nota de las recomendaciones de los veterinarios municipales, la consejera García Maeso hizo caso omiso de lo que le aconsejaban, llegando incluso a hacer gala en las reuniones que celebraba con ellos, de "su animalismo por encima de todo, situándolo al mismo nivel de la Salud Pública y, a veces, incluso, por encima", señala el informe de los veterinarios.
Los funcionarios explican en este sentido que una vez al tanto de lo que pensaba el equipo de veterinarios municipales, empezó a anularlos y a evitar pedirles informes que les corresponde a ellos elaborar, derivando esta situación en animadversión.
(Noticia en desarrollo)
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