Una veintena de trabajadores transfronterizos de panaderías de Melilla ha pedido asilo en la ciudad y ha marchado a la península, dejando el sector bajo mínimos.
Así lo ha informado a El Faro un panadero melillense que da trabajo a una treintena de personas en la ciudad. Él advierte de que si la cosa sigue como está, instituciones públicas como el Hospital Comarcal, la cárcel, el Centro de Menores o el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) corren el riesgo de quedarse sin pan y bollería porque les falta personal para satisfacer su demanda.
"Estamos trabajando más que antes de la pandemia del coronavirus, pero se marchan los transfronterizos porque están pidiendo asilo. Es incomprensible que alguien que no cumple con las condiciones para recibir el permiso de asilo pueda viajar a la península. Hemos consultado a la Delegación del Gobierno y nos dicen que hay que respetar la resolución judicial", explica este empresario en declaraciones a El Faro.
Se refiere a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Madrid que reconoce el derecho a la libre circulación de los solicitantes de asilo en Melilla y que, desde el sector de panaderías y confiterías locales alertan de que no sólo ha mermado las plantillas de la ciudad sino que puede colapsar la Oficina de Asilo de Beni Enzar cuando abra la frontera.
Hay una panadería de Melilla que recientemente ha sufrido la baja de cuatro trabajadores transfronterizos por este motivo y actualmente corre el riesgo de tener que cerrar por falta de personal cualificado, añaden desde el sector panadero local, que da empleo a más de un centenar de trabajadores en las 60 panaderías y confiterías de la ciudad.
A la espantada de los transfronterizos que solicitan asilo hay que sumar los obstáculos que según los empresarios pone la Delegación del Gobierno para facilitar la contratación de más personal transfronterizo que ha quedado atrapado en Melilla.
Da cuenta de ello el responsable de una panadería del centro de Melilla, que está teniendo problemas serios de plantilla. "Llevamos dos años sin descansar ni domingos ni días festivos porque tenemos un trabajador menos; otro que se ha jubilado, otro de baja y queremos dar de alta a un transfronterizo, pero no se puede. En marzo entregamos la documentación y todavía nada. No podemos dar de alta a nadie y además no puede pasar el trabajador de Marruecos. Estamos al mínimo de personal", comenta a El Faro.
Él considera que sin esos problemas de plantilla habría podido aprovechar la pandemia para crecer. "Habría hecho más. La producción hubiera sido un poco más grande; hubiéramos abierto por las tardes y ahora no se puede", lamenta.
"Yo conozco a un profesional que quiere trabajar con nosotros y no podemos darle de alta porque es transfronterizo y dicen que al estar en Melilla, está como ilegal", insiste.
Es la primera vez que este panadero de Melilla se ve en una situación como ésta. Por eso pide a las autoridades que por favor le den una solución para poder contratar a un transfronterizo como residente "porque no hay manera de poder contratar a un trabajador", concluye.
Panaderos de Melilla piden "ante la adversidad, soluciones"
En esencia, el sector de panaderías y confiterías de Melilla tiene tres problemas: se quejan de que la Delegación del Gobierno no está dando nuevos permisos de trabajo; está retrasando las renovaciones de los permisos concedidos y encima los trabajadores transfronterizos que están dados de alta están pidiendo asilo y marchando a la península.
Por eso piden "ante la adversidad, soluciones", afirman a este periódico.
Desde el sector de las panaderías creen además que la situación se agrava porque en el Servicio de Empleo Público (SEPE) no encuentran parados con el perfil de confiteros y los trabajadores que les han mandado no están cualificados para el trabajo que tienen que hacer.
"¿Adónde va tanto dinero de formación si luego no tenemos gente para trabajar?", se queja el panadero que da empleo a una treintena de personas en Melilla.
Él lamenta que antes de la pandemia del coronavirus, el sector se quejaba de la competencia desleal de las panaderías de Marruecos, pero ahora el problema es más grave porque no pueden aprovechar que la frontera está cerrada para crecer.
"Hemos dejado de expandirnos porque no tenemos mano de obra. Estamos muy preocupados y molestos", recalcan.
Asimismo comentan que no es un problema que afecte en exclusiva a las panaderías ya que esta situación está ralentizando también el crecimiento en otras áreas económicas como la de la construcción.
Francisco López, secretario autonómico de CCOO en Melilla, explica a El Faro que el problema de los panaderos es que el 99% de los trabajadores del sector eran transfronterizos y en Melilla no se preparan en los institutos de Formación Profesional de Melilla reposteros ni panaderos.
"Aquí en Melilla hay un problema de falta de formación del personal y el problema que tienen los panaderos en la situación actual es que o cogen personas que las empiezan a enseñar com aprendices o no hay panaderos", reconoce López.
En este sentido destaca que una de las reivindicaciones de CCOO como sindicato "es buscar la cualificación con formación adecuada o específica a esa categoría".
López afirma además que no es un problema sólo del sector de panadería. "Pasa igual con el tema de los escayolistas de la Construcción, que no existe formación y en las obras los exigen. ¿Y qué pasa? Que vienen muchos trabajadores de Marruecos con titulaciones marroquíes, que las convalidan y se las aceptan por la insularidad que tiene Melilla, que no vienen trabajadores de esas categorías", remarca.
Desde la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT, su secretario general, Abderramán El Fahsi, ha asegurado este jueves a El Faro que han presentado propuestas al Gobierno sobre el tema de los transfronterizos y han interpuesto una queja ante el Defensor del Pueblo.
Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME) está al tanto del asunto y está manteniendo conversaciones con el sector de panaderías de la ciudad, integrado por 14 panaderías y 6 confiterías, para que se integren en la patronal local y de esta forma intentar buscar una solución al problema.
Me parece una falta de respeto que se le eche la culpa a los transfronterizos por lo que está pasando. Yo creo que todos deben de tener la oportunidad de subir su "nivel de vida " y buscar un futuro mejor para ellos y sus hijos. Que muchos de los empresarios de Melilla no cumplan con las leyes, exploten a trabajadores, que no paguen lo que se debe y etc. Es hora de autocriticarse y ver cuál es realmente el problema porque no sólo afecta a nuestros vecinos que vienen a trabajar sino que más bien nos afecta más a los jóvenes de la ciudad. Entendemos que los empresarios no lo pasan bien porque no es algo fácil pero eso no quita que se aprovechen de los trabajadores y luego se quejen de que se les van.
Muy acertado todo lo que dices.