Cuando le preguntan a Miguel Ángel (nombre ficticio) cuáles son las cosas a mejorar en el barrio del Rastro de Melilla, zona en la que se encuentra su comercio, lo primero que menciona es la seguridad ciudadana.
Éste es un problema que mencionan ya varios comerciantes y vecinos de la zona y por la que han acudido en alguna ocasión a las autoridades locales para que busquen una solución.
"La seguridad es lo más importante ahora mismo en esta zona", denuncia Miguel Ángel, que cree que El Rastro es un foco para la venta de estupefacientes y otras sustancias.
No obstante, él reconoce que la seguridad ha mejorado respecto a años anteriores y que, por ejemplo, se ha reducido considerablemente el número de menores extranjeros no acompañados en las calles.
Otro comerciante, Yamal, que tiene una tienda en plena calle García Cabrelles, comenta a El Faro que "la situación es pésima" en el Rastro.
En declaraciones a este diario, el empresario enumera problemas añadidos a la situación de abandono que el barrio lleva arrastrando desde hace muchos años.
En su opinión, los problemas urgentes del Rastro no se solucionan con la remodelación del barrio, anunciada por el Gobierno local.
"Nos vendría bien, pero eso es secundario. Lo que pasa es que hay una serie de individuos ajenos al barrio que lo que hacen es campar a sus anchas, tienen ocupadas las plazoletas y diariamente tenemos que estar llamando a la Policía Local, e incluso a la Policía Nacional, porque también es cuestión de estupefacientes y de altercados", explica.
Él no entra a definir a estas personas, tan solo señala que son "ajenas al barrio".
Ramal cuenta que rebuscan en los contenedores y puntos de reciclaje sacando residuos y que muchas veces las ponen en el suelo, en las plazoletas, a modo de mercado ambulante, semejante a lo conocido como la "yutía", para venderlos de forma ilegal.
Muchas veces se han puesto en un espacio cerca de su negocio, y ve que no les importa cuando alguna vez la Policía les ha requisado esos artículos.
Además, cuando se van estas personas abandonan esos objetos, que se quedan en la plaza tirados en suelo y es al operario de la limpieza el que lo recoge al día siguiente por la mañana. "Eso lo vivimos a diario", se queja.
Esta cuestión llegó a un punto "insostenible" porque la plazoleta próxima a su negocio estaba "totalmente ocupada", incluso los maceteros y los bancos.
La situación se empezó a agudizar desde principios de año y este comerciante acudió, de forma particular a poner una queja ante la Policía Local.
"Tomaron medidas durante un par de días y después volvió a ser lo mismo. No se puso solución", lamenta.
Estas personas que merodean por las plazas del Rastro a veces se pelean y montan escándalos, y los comerciantes y vecinos del barrio se han visto obligados a llamar a la Policía.
Mohamed, un vecino, que vive unas calles más arriba de la fuente del bombillo, en la recién nombrada calle Dolores Carmona Román, señala que nota que la inseguridad va creciendo en el barrio.
"Son gente ajena al barrio, que se pelean entre ellos. No es la primera vez que acude la policía a separarlos y a detener a alguno", comenta a El Faro.
Entre finales del pasado mes de mayo y finales de junio, Yamal, junto a otro comerciante de la zona, tuvo la iniciativa de recoger firmas de todos los afectados de García Cabrelles y las calles adyacentes, como la calle Gran Capitán o la General García Margallo.
"Todos tenían el mismo problema, que era, que aparte de que se ponían a vender en mitad de la vía pública, se colocaban en las salidas de todos los comercios y los clientes se sentían intimidados", asevera señalando que es una cuestión que afecta de forma directa al futuro de las familias".
Tras la recogida de firmas tuvieron una reunión a finales de mayo con el presidente de Melilla, Eduardo de Castro; el superintendente de la Policía Local, Luis Miguel Palacios, y el consejero de Medio Ambiente, Hassan Mohatar; y otra con la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, poco después, para tratar este asunto.
Yamal explica que se pudo disipar un poco la presencia de estas personas a los dos días con presencia policial. Sin embargo, lamenta que aunque sean menos personas, sigue sucediendo de forma diaria.
Justo antes de comenzar la pandemia de la covid-19 el Gobierno local anunció una nueva remodelación del Rastro. Sin embargo, con el comienzo de la crisis sanitaria todo se paralizó y quedó pendiente.
Recientemente se inició ese reordenamiento con el arreglo de la fuente del bombillo, al lado de la Mezquita Central y son muchas las cosas que quedan pendientes, y que los vecinos reclaman con urgencia.
Mohamed, residente en el barrio, considera que hay una "dejadez abismal" por parte de la Administración. De hecho, recuerda que hace poco se inauguró una calle cerca de donde vive y que el edificio modernista en la que se encuentra la placa de la calle Dolores Carmona Román está derruido.
"Eso es otra cosa, se habla del modernismo de Melilla y no se tienen en cuenta los tesoros modernistas del Rastro y es una zona repleta de patrimonio arquitectónico", dijo.
Asimismo, criticó que solo se reconozca como joya modernista a la Mezquita Central.
Otra cuestión que destacan los vecinos son la falta de papeleras en el barrio y que las pocas que hay están rotas.
En este sentido, Miguel Ángel, comerciante de García Cabrelles, aclara que no se trata solo de que escasean las papeleras. En su opinión, la suciedad del barrio no es por falta de operarios de la limpieza, sino del incivismo de la ciudadanía, que arroja todos los residuos en el suelo.
En la línea del incivismo, el comerciante también destaca que los pasos de peatones de esas calles no tiene resalto, lo que hace que los coches puedan ir a la velocidad que quieran.
"Y la educación vial se la pasan todos por las narices", afea, apuntando a la impaciencia con la que circulan los coches por las calles del barrio. También echa de menos una parada de taxis.
El barrio del Rastro se encuentra en el distrito cuatro de Melilla, que recoge el Barrio del Polígono Residencial de la Paz, el barrio Hebreo y el Tiro Nacional, y en él residen aproximadamente unas 8.636 personas, según el censo de la Ciudad Autónoma.
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