Como una “vergüenza” califican los usuarios de la Biblioteca Pública de Melilla, “es un desastre todo”. Los cambios en los horarios en un corto periodo de tiempo, la falta de personal en las salas que atienda a los usuarios; así como las mejoras en el espacio son parte de las demandas de quienes visitan la biblioteca.
Exigen que no “les bailen los horarios” pues además altera la rutina de cientos de personas quienes la utilizan. “Pedimos un poco de seriedad”, remarcan los usuarios.
Para ellos la biblioteca “debería ser el estandarte de Cultura, sin embargo es todo lo contrario, es una vergüenza. Que tengan claro que trabajan para la ciudadanía”.
Hace tres meses realizaron una reclamación colectiva respaldada por 500 firmas para pedir se estableciera un horario adecuado. Desde ese tiempo, las horas de apertura y cierre han variado hasta en cuatro oportunidades.
“Cada vez que tocaban el horario nos quejábamos, hasta llegar a la prensa y lo volvían a cambiar otra vez”, explicó una usuaria. Sin embargo, en las últimas semanas “ha sido la hecatombe”.
Por el momento, la Biblioteca Pública de Melilla se mantiene cerrada los fines de semana y de lunes a viernes cierra sus puertas a las 10:00 de la noche. Esta situación afecta a decenas de opositores y usuarios en general, que acuden al espacio a estudiar y prepararse para las pruebas que deban realizar.
Los usuarios de la Biblioteca Pública de Melilla demandan un horario más amplio. De hecho, proponen que abra sus puertas a las 8:00 de la mañana y se mantenga así hasta la 1:00 o 2:00 de la madrugada durante todos los días de la semana.
“Los fines de semana que esté abierto, porque hay muchos opositores que tiene que estudiar, no hay ninguna otra biblioteca donde se pueda ir”, afirman quienes utilizan el espacio.
Los opositores, todos adultos, y trabajadores destinan parte de su tiempo al estudio. Por lo general son durante los días festivos, fines de semana y en horario nocturno.
Otra queja se suma al horario. Piden que los empleados trabajen realmente en el tiempo y lugar necesarios. “En las salas de estudio prácticamente durante toda la mañana no hay presencia de ningún empleado”, reclaman.
Además señalan que en la recepción hay personas con la labor de la ordenanza de empresas privadas, al que se suman otros funcionarios ubicados en la puerta “fumando cigarros” mientras hay salas sin presencia de trabajadores.
Los usuarios de la Biblioteca Pública de Melilla afirman que desde hace un tiempo han interpuesto “un montón de reclamaciones”, sin conseguir respuesta por parte de las autoridades.
No obstante, estos reclamos fueron traslados verbalmente por los usuarios a la consejera de Educación y Cultura, Gloria Rojas, así como a la viceconsejera de Cultura, Relaciones Interculturales e Igualdad, Elena Fernández Treviño, quienes desconocían la situación e instaron a los afectados a seguir los causes regulares para conseguir respuesta.
Quienes acuden a la Biblioteca aún esperan respuesta de la carta enviada hace unos meses y que estuvo respaldada por 500 firmas. También se quejan de las actuaciones de la directora, quien dicen, coloca trabas para atender las necesidades del espacio y no recibe a los usuarios.
“Cuando se pide que arreglen los desperfectos, que ya han comenzado a arreglar, porque se denunció, pero no te atiende nunca”, explican.
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