El Movimiento en Defensa del Arbolado de Melilla ha denunciado la terrible situación en la que se encuentra uno de los dos dragos del Parque Hernández. Tras un exceso de riego, el árbol de setenta años está al borde de la muerte. Un caso que ha hecho saltar las alarmas del colectivo y de los propios melillenses.
“La ciudadanía está muy concienciada”, apunta José Cobo, presidente de la asociación. Son la gente de a pie las que se han dado cuenta de la situación en la que se encuentra este “árbol moribundo” y comenzaron a denunciarlo por las redes sociales. Sin embargo, recuerda que desde el Movimiento llevan tres años denunciándolo.
El drago no necesita apenas riego porque es un árbol de una zona predesértica como la de Melilla y “no necesita que se le inunde continuamente”. Aboga el ecologista por sustituir el césped por otras plantas más sostenibles y adaptadas a zonas como la de nuestra ciudad antes que acabar con un árbol casi centenario.
Pero esta no es la primera vez que ocurre esto. Ya había un drago centenario –y más grande que este– que murió hace cinco años por las mismas causas. Al inundar el parterre, las raíces se pudren y el árbol termina muriendo. De los tres dragos que había en el Parque Hernández, tan solo queda uno completamente sano.
Lo que no entienden desde los colectivos ecologistas es cómo algo que se ha estado denunciando reiteradamente desde hace tiempo no se le ha puesto remedio todavía. La solución sería tan sencilla como delimitar el entorno para no regar a su alrededor.
Quitar el césped sería otra opción porque, teniendo en cuenta la latitud en la que se ubica Melilla, “no tiene sentido que se mantenga todo en un verdor como si estuviéramos en Irlanda o en Escocia”, además del gasto de agua que se produce constantemente. “Es un desperdicio de agua en una ciudad donde no tenemos agua; es un sin sentido y evidentemente no es sostenible”, ha indicado.
El presidente del Movimiento espera que la “muerte inminente” de este drago sirva de precedente para mejorar los parques de la ciudad autónoma, que no se encuentran en muy buenas condiciones. El Parque Lobera, cerrado desde 2019 y en el que se ha perdido mucho arbolado. El Parque Hernández está “decadente” porque faltan una docena de palmeras y hay catorce alcorques vacíos. Y el Parque Forestal también se encuentra en una “situación pésima” con un hongo que ataca a los cipreses y están muriendo.
Desde el Movimiento en Defensa del Arbolado confirman que todavía no se han reunido con el consejero de Medio Ambiente, pese a que hace seis meses que juró el cargo. “Nosotros siempre decimos que tenemos las manos extendidas, pero nunca nos llaman”, señala Cobo, quien aclara que la relación no tiene porqué ser mala y que están dispuestos a colaborar en todo lo que haga falta.
Por eso, insiste en que la muerte de este drago debe servir “para que los parques de Melilla mejoren y para que los políticos mejoren su labor”.
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