Ayer, el Palacio Real de Madrid acogió el homenaje de estado a las victimas del coronavirus. El Rey Felipe VI presidió un acto que congregó a los representantes de los partidos políticos autoridades autonómicas y representantes de la sociedad civil.
En su discurso, el Rey llamó a la unidad de todos los españoles en un momento tan duro como el que estamos atravesando.
La pandemia de Covid-19 se ha llevado miles de vidas por delante, dos en Melilla, y la recesión económica que ha generado es de proporciones nunca antes conocidas en un periodo de entreguerras.
El acto de ayer juntó a todos los actores políticos del país, una imagen poco habitual y que debería ser más habitual. Nuestros representantes deberían seguir el consejo del Jefe del Estado y dejar a un lado las rencillas territoriales y personales, aparcar las diferencias ideológicas y buscar los puntos en común para trabajar juntos desde ahí.
Las circunstancias a las que nos enfrentamos son excepcionales, la vieja manera de hacer política, buscando el enfrentamiento permanente con el contrario y generar crispación no sirve ahora. Los ciudadanos reclaman un liderazgo conjunto, de unidad, que no permita salir de esta crisis con el menor daño posible. Y a los que no actúen así, a los que prioricen sus intereses personales o partidistas por encima del bien común, les pasarán factura las próximas citas electorales y también la Historia.