Alrededor de 600 personas han llegado este jueves a Melilla a bordo de un crucero que, desde Mónaco, ha pasado ya, en apenas unos días, por algunos lugares como Marsella, Barcelona, Palma de Mallorca o Cartagena, entre otros.
Van unos pocos días a bordo del Riviera de Oceania, del grupo Norwegian Cruise Lines, y hoy están conociendo la ciudad autónoma. Quienes así lo han deseado han podido inscribirse en rutas guiadas por el centro para contemplar el arte modernista o la sinagoga, y también por el caso antiguo de Melilla la Vieja, donde entraron en los museos o las Cuevas del Conventico.
Los visitantes –en su mayoría estadounidenses, canadienses, británicos y sudafricanos- han aprovechado la mañana también para realizar compras en las tiendas melillenses. Por el momento, la impresión que están obteniendo de la ciudad autónoma es altamente positiva, y especialmente de su arquitectura.
Procedente de Florida, junto a la iglesia del Sagrado Corazón, estaba Martin, quien cree que Melilla es una ciudad limpia, cálida y con gente amigable. "Nos han dado una bolsa con un sombrero (con la bandera de España) y un mapa a todos. Nos han llevado en autobús y nos han dejado donde hemos querido cada uno sin pagar nada", ha afirmado Martin, quien ha venido con su mujer. En su opinión, la ciudad autónoma es "un bonito sitio para visitar".
En efecto, Melilla le parecía a Tony -de nacionalidad británica- “impresionante” aun cuando sólo llevaba 20 minutos en la ciudad. Tras resaltar su arquitectura, ha señalado que pensaba dar una vuelta, comer y comprar algunas cosas. En esta ocasión ha salido sin guía, pero, como le quedan aún siete jornadas, no descarta apuntarse a alguna de las excursiones pendientes. Por el momento, prefiere pasar el tiempo libre a su aire y con sus amigos. No obstante, aún le queda tiempo, hasta las seis de la tarde.
Según han indicado los turistas, tienen la opción de comer a bordo del barco. Sin embargo, habrá quien, como los canadienses Francisca y Bob, aprovechen para seguir dando vueltas por la ciudad. Así, han explicado que irán a almorzar a un restaurante y a tomar café y, sobre todo, a entrar en contacto con los ciudadanos melillenes. Ella, por cierto, no sabía que Melilla pertenece a España. De cualquier manera, la ciudad le ha asombrado y la ha calificado como “espléndida”. Además, le ha encantado que “hay un montón de tiendas”. Los dos también tenían la intención de acercarse a Melilla la Vieja.
Allí cerca estaban Desh y Loretta, sudafricanos los dos, quienes estaban entusiasmados con el viaje. Cada día bajan a la ciudad y conocen un lugar distinto, algunos inimaginables. Ellos se unieron al crucero cuando llegó a Tarragona, que era la opción corta –de siete días- que se ofrecía a los interesados.
En la plaza Menéndez Pelayo, la guía turística Tu Guía en Melilla de Jennifer Aragón –aunque, en esta oportunidad, la visita se ha realizado a través de África Travel- andaba con un grupo de 10 ó 15 personas haciendo una visita a los edificios modernistas. Aragón les ha explicado a los turistas la diferencia entre el modernismo y el art déco, así como el origen de la ciudad. También les ha hablado de Enrique Nieto, “nuestro arquitecto por antonomasia”, y de la “interculturalidad” de Melilla. La visita ha concluido al mediodía. Había tres grupos con guía, y uno de ellos se ha acercado hasta las Cuevas del Conventico.
Algunos turistas jamás habían oído hablar de Melilla. Tal es el caso de Devon, procedente del suroeste del Reino Unido, a quien le sonaba extraño que España tuviera una ciudad en África. Sin embargo, le ha parecido “fascinante”. A una pareja de California (Estados Unidos) Melilla se les antoja como “muy diferente a otras partes de Europa, como Barcelona o Francia”. Aun así, opinan que es “una ciudad muy agradable con gente encantadora”.
Siguiendo con los elogios, a Sharon –procedente de Miami (Estados Unidos)-, también le ha gustado la arquitectura, la “razón” por la que ha venido hasta acá. Por ello, tenía pensado quedarse sentada el resto del día, junto a su compañero, admirando las construcciones.
De entre las nacionalidades menos comunes en el crucero, encontramos a una pareja argentina formada por Patricia y Jorge. Estaban sentados en el bar del casino haciendo una pausa. Ella ha asegurado que siempre habían tenido ganas de conocer la ciudad, que les está pareciendo “hermosa”. Eso sí, según él, pensaban que era más pequeña, pero la han visto “imponente y linda, con mucha historia”. En ese sentido, ambos han mostrado su extrañeza por el hecho de que la ciudad autónoma no sea un lugar muy popular para los cruceros, aunque confían en que se empiece a conocer poco a poco. Para ellos, no se trata del primer viaje de este tipo. Muy al contrario, es el cuarto crucero que emprenden con esta compañía, y el segundo en el Mediterráneo.
Desde el Reino Unido, Robert y Barbara estaban sorprendidos; nunca habían oído hablar de Melilla. Según han contado, se han equivocado de parada de autobús porque “no hay indicaciones claras”. Pese a todo, debido a que es una ciudad “pequeña”, han podido encontrar el camino de vuelta. Su intención era acercarse a las Cuevas del Conventico y luego tomar un aperitivo. No muchos planes salvo regresar a tiempo al barco para proseguir con el crucero.
Para Nick –australiano- es su primera vez en el Mediterráneo. Pensó que estaría “bien” hacer el viaje y el destino lo ha traído a Melilla, de lo cual estaba “encantado”. Él, quien ya vivió seis meses en Sevilla, dice que le apasiona la costa española, con lugares como Cartagena, y el sur, porque es allí donde se puede escuchar flamenco. Lo acompañaba su esposa Maggie. Esperaban dar una vuelta por el centro, seguir viendo Melilla y quizás hacer alguna compra. Maggie, por cierto, estaba impresionada por la “antigüedad y belleza” de la ciudad. Se entiende, ya que ellos no tienen “estos edificios de tanto tiempo en Australia”. Con razón no paraba de enviar fotos a sus familiares y amigos.
En la parte baja de Melilla la Vieja, procedentes de San Francisco (Estados Unidos), Sai y Nathan contemplaban el puerto. Querían aprovechar el tiempo al máximo visitando “lugares históricos”.
Tras marchar de la ciudad autónoma, el crucero tiene prevista su próxima parada en Alicante. De allí emprenderá rumbo a Malta, Sicilia o Roma. Con la llegada a Italia concluirá un viaje que, de momento, está cumpliendo ampliamente con las expectativas de estos centenares de turistas. “Y, luego, de vuelta al Reino Unido y al frío”, como ha indicado Tony, no sin cierta resignación.
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