Categorías: Sociedad

Una treintena de magrebíes ronda el CETI y asusta a residentes sirios

Algunos inmigrantes ya habían asegurado a El Faro que temían alejarse del centro por miedo.

Las medidas de seguridad parecen haber mejorado en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. Según explicó ayer un trabajador del centro en declaraciones a El Faro, ahora trabajan diez personas en el turno de mañana, diez en el de tarde y otras diez en el de noche, una cifra que, este empleado dice que ha servido para reducir sustancialmente el número de altercados que se dan.
Sin embargo, hay una cuestión que inquieta a un grupo de residentes, especialmente de sirios, y que esta fuente confirmó ayer a este periódico. Se trata de la presencia de un grupo de una treintena de magrebíes que no viven en el CETI, pero que merodean por la zona e inquietan a otros residentes.
Tal y como publicó El Faro en un par de ocasiones en julio y en  agosto, muchos sirios, pese a poder salir del centro, temen alejarse mucho de las inmediaciones del mismo, dado que tienen miedo de que estos magrebíes les roben las pocas pertenencias con las que han llegado a la ciudad.

Mejora la seguridad
A pesar de la presencia de este grupo de unos 30 magrebíes, el trabajador aseguró que la seguridad en el centro ha mejorado considerablemente comparándola con la situación que había hace sólo un año.
Para ejemplificar este cambio cualitativo, el empleado aseguró que, en lo que va de mes de septiembre, sólo se han dado dos altercados, dejando al margen la pelea de la madrugada del sábado. Uno de estos incidentes fue el incendio de hace una semana y otro, un conflicto entre mujeres de nacionalidad siria.

Las colas del comedor generan tensiones

Otro de los ‘puntos calientes’ dentro del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) que genera tensiones entre los residentes es la cola de espera que se genera en las horas de comida. Según fuentes del centro, las filas llegan a alcanzar los 40 metros de longitud, puesto que los residentes no están repartidos en tandas para comer, sino que funciona por orden de llegada.
A pesar de ello y de las pequeñas tiranteces que se puedan dar por tener que esperar a que una persona termine para que otra pueda ocupar su lugar, este trabajador aseguró a El Faro que los encontronazos no son relevantes, puesto que saben que hay comida para todos y que finalmente terminarán sentándose en alguna de las mesas, aunque asegura que hay casos de residentes que intentan saltarse la cola, llegando a provocar desorden.
Sin embargo, este empleado apuntó que últimamente las cosas están funcionando mejor en este servicio, puesto que ya no está haciendo falta prolongar los horarios de las comidas y se cumple la hora y media establecida para estos turnos.

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