Como cada Día de Todos los Santos, el cementerio de La Purísima Concepción ha sido escenario de una emotiva ofrenda floral a Benito López Franco, más conocido por los melillenses como 'el soldado de los milagros'. Se trata de una de las personalidades más ilustres popularmente hablando de todo el camposanto y que más flores luce durante todo el año.
Este homenaje se ha convertido ya en una tradición. Familiares, amigos y miembros de la Casa de Aragón en Melilla se reúnen cada año en torno a su tumba, cubriéndola de flores y recordando su enigmática historia, marcada por el misterio y la devoción popular.
La jornada estuvo protagonizada por un ir y venir constante de personas, que dejaban flores y pequeños obsequios como símbolo de gratitud.
Vicente López, sobrino del Benito, destacó cómo el fervor hacia su tío crece cada año. Acompañado por su familia, incluido el presidente de la Casa de Aragón en Melilla, Marcos García Lacal, y por amigos cercanos como Miguel Ángel, rindieron tributo al soldado aragonés, fallecido trágicamente hace más de 70 años con una corona de flores.
La historia de Benito López Franco, originario de Cetina, Zaragoza, y fallecido en Melilla en 1950 mientras cumplía el servicio militar, ha cautivado a la población. Su muerte, un supuesto suicidio, siempre fue puesta en duda por su familia, que encontró señales de que este podría haber sido asesinado al trasladar sus restos años después.
Sin embargo, con el tiempo, la figura de Benito se ha convertido en una fuente de consuelo y esperanza para muchas personas, quienes, como señaló Vicente, "vienen regularmente a ponerle flores".
Vicente López cuenta que lleva 47 años viajando desde Aragón a Melilla para visitar la tumba de su tío cada 1 de noviembre y que en cada visita es testigo de cómo la tumba de Benito recibe constantes ofrendas. "Algunas personas cuentan desde hace muchos años que Benito hace milagros", relató con emoción. Aunque en su pueblo natal la historia de Benito es conocida, el aragonés observa que es en Melilla donde realmente "se le pone más flores".
Desde hace 15 años, la Casa de Aragón en Melilla colabora activamente en este homenaje anual. Su presidente, Marcos García Lacal, comentó cómo la devoción hacia el soldado ha ido en aumento con el tiempo.
García Lacal explicó que en la antigua sede de la Casa de Aragón tenían una foto de Benito junto a la Virgen del Pilar y repartían estampas a quienes pedían una imagen de él. A pesar de que la Casa ya no cuenta con esa sede, este sigue llevando consigo algunas estampitas para quienes deseen recordar a "el soldadito".
Un amigo de la familia, Miguel Ángel, que ha acompañado a Vicente durante los últimos diez años, narró algunas de las historias que los melillenses comparten junto a la tumba de Benito. "Normalmente son enfermedades de familiares de ellos mismos y tal, y que han encontrado alivio cuando vienen aquí a contárselo a Benito", detalló.
Al igual que otros, afirma haber escuchado relatos de personas que superaron problemas de salud o que encontraron fortaleza al acudir a Benito antes de presentarse a exámenes, como el de conducir, o situaciones complicadas.
Con cada ofrenda floral, la historia de Benito López Franco sigue viva en el imaginario de nuestra ciudad. Para su familia, él es el joven aragonés que partió demasiado pronto; para sus conciudadanos, una leyenda local con un misterioso poder de ayuda. Vicente López asegura que seguirá viniendo a Melilla "hasta que el cuerpo aguante" para honrar la memoria de su tío.
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