"Ya solo nos queda poner una tienda de campaña en la Plaza de España para tener un sitio donde vivir". Eran las palabras de desesperación de Farida El Founti, una melillense que, junto a su marido y sus cinco hijos, no encontraban un lugar en el que vivir, ya que ni la Administración les da una vivienda social, ni pueden acceder a un alquiler privado.
El problema, sin embargo, ya se ha solucionado y este lunes han recibido la noticia de que se pueden quedar en un albergue y que la Ciudad Autónoma los va a ayudar a pagar un alquiler, ya que él cobra el ingreso mínimo vital, unos 900 euros, y un subsidio extraordinario por desempleo, que apenas supera los 300 euros y que está a punto de agotar. Todo para siete personas.
La vida de esta familia era normal hasta hace unos meses. Farida y Omar llevan en Melilla viviendo más de 20 años. Tienen permiso de residencia y sus hijos Sara, Wisam, Yussef, Islam y Mohamed han nacido en la ciudad autónoma. Vivían en un pequeño piso cerca del Hospital Comarcal, que tuvieron que abandonar ante la desidia de la propietaria del piso para arreglar los desperfectos de la propiedad, según contaron a El Faro. La situación de la vivienda era pésima, dijo Farida. El piso se encontraba en un estado lamentable, añade, con cucarachas, humedades y muchos más daños. Así que abandonaron el piso, a pesar de que siguen pagando los gastos como la luz y el agua.
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