La AUGC critica las condiciones laborales que sufren los agentes destinados en la frontera. Los agentes destinados en los puestos fronterizos se enfrentan cada día a una larga jornada laboral de ocho horas “sin descanso”, denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), “salvo el que puedan disfrutar para ir a tomar café, media hora”.
Los guardias civiles realizan su trabajo en unas duras condiciones. Habitualmente se ven obligados a soportar la mayor parte del día el constante humo de los camiones que transitan en ambos sentidos por la frontera, a lo que se suma el continuo y molesto ruido.
La AUGC también denuncia la carencia de material adecuado para realizar con eficacia su trabajo, como la falta del detector de latidos. Hace varios días que la asociación informó en este mismo diario de que el aparato estaba averiado. Su uso permite comprobar si entre la carga que transportan los camiones y furgonetas se ocultan personas o animales. Pero al no estar operativo este aparato, los agentes tienen que revisar los vehículos uno a uno, subiendo a cada vehículo que consideren sospechoso o que inspeccionen aleatoriamente, y el control no resulta tan eficaz.
Sin embargo, a pesar de la falta de medios y de las dificultades para poder realizar el trabajo, el puesto en la frontera no tiene por qué ser el que menos entusiasmo despierte entre los agentes. Otros destinos, en apariencia, más tranquilos esconden sus propios riegos. El pasado miércoles, al tiempo que denunciaban las “indignas” situaciones en la que algunos agentes llevan a cabo su trabajo, la AUGC informaba de un suceso en la garita del puerto comercial que, afortunadamente, se saldó sin ningún daño personal. Según relató la asociación, la pasarela de embarque del barco rápido golpeó violentamente la garita y la desplazó un metro. El destino hizo que en ese momento no hubiera ningún agente en su interior porque, afirma la AUGC, no tiene asignado un guardia civil las 24 horas y en ese instante estaba vacía.
Hace un año también estuvo a punto de ocurrir una desgracia. En aquella ocasión el suceso tuvo lugar en Aguadú (en las fotografías superiores). Allí, las rocas que se desprendieron de la ladera cayeron junto al puesto donde estaba destinado el guardia civil, ubicado bajo un toldo. La fortuna quiso que en el momento del suceso el agente se encontrara desayunando y afortunadamente tampoco no hubo que lamentar ningún daño personal.
La AUGC recuerda estos casos a modo de advertencia y denuncia de las condiciones laborales en que realiza su trabajo el agente de la Benemérita que se encarga de la vigilancia de la obra de ampliación en la Delegación del Gobierno. “¿Por qué se les exige a las empresas contratar servicios de prevención de riesgos laborales teniendo que gastarse el dinero y luego el Gobierno incumple esa misma normativa cuando también es de aplicación a la Guardia Civil?”, denuncia la AUGC. “Esperemos que si un día de estos, Dios no lo quiera, a ese compañero le ocurriese algún accidente, no se alegue desconocimiento y (los responsables de la Guardia Civil) reconozcan su responsabilidad, puesto que en esta ocasión los lectores de este periódico serán testigos de que la AUGC lo denunció públicamente, ya que nuestros mandos tienen conocimiento y no hacen nada al respecto y en la Delegación del Gobierno nos cerraron las puertas”, advierte la Asociación Unificada de Guardias Civiles.
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