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“Una política sostenible en Melilla, que se puede llevar a cabo, crearía empleo”

Soria es un acérrimo defensor de la ecología y el medio ambiente. De hecho ha estado al frente de Guelaya Ecologistas en Acción durante 15 años. Ahora continúa la lucha desde el campo de la política, con el apoyo de Equo. La Plataforma Melilla Verde (PMV) concurre por primera vez a unas elecciones y al frente de la formación está Manuel Soria González, un activista ecologista que lleva más de 15 años luchando y defendiendo el medio ambiente en la ciudad.
Soria está casado, tiene 43 años, dos niños y es funcionario del Cuerpo de Gestión de Sistemas, analista del Instituto Nacional de Estadística y hasta hace muy poco tiempo, presidente de Guelaya Ecologistas en Acción.
–¿Su dimisión de Guelaya no responde a ningún problema con esta organización?
–No, simplemente a no compatibilizar las dos cosas porque en ese aspecto sí son muy rigurosos en Ecologistas en Acción, pues no permiten ocupar las dos portavocías.
–¿Cómo surge la idea de entrar en política?
–Surge por querer defender el medio ambiente, la ecología, una ideología en nuestra ciudad. Llevo muchos años, en Comisiones Obreras y en Guelaya luchando porque haya un equilibrio con el medio natural, porque haya una sostenibilidad, por asumir el movimiento ecologista para que Melilla se suma a él. Sin embargo, y a pesar de haber trabajado muchísimo, de que la asociación –Guelaya– tiene un gran prestigio en el ámbito nacional y también en Marruecos o que incluso, esté nominada por el Ministerio de Medio Ambiente a un premio estatal de la Fundación Biodiversidad, a la hora de valorar los objetivos reales de por qué existe para defender el medio ambiente, el ecologismo en la ciudad, pues nos hemos dado cuenta de que no avanzamos. No ha habido una mejoría en los quince años que llevo luchando, a pesar de que, realmente, ha sido una época de éxito como organización. En este tiempo, el medio ambiente ha ido para atrás; no se ha asumido ningún reto ecologista.
Y para contrarrestar esto acudimos a las elecciones, pues es una forma de abrir la puerta a otras herramientas para ver si triunfa este movimiento.
–Sin embargo, creo haberle oído decir que sus aspiraciones no son las de alcanzar un diputado o conseguir formar Gobierno. ¿No es un poco contradictorio o se busca sólo difundir el ecologismo en campaña?
–No, para nada es esto último. Se trata de hacer emerger el voto verde en Melilla que, por otro lado hay y existe. Lo notamos nosotros porque trabajamos en esto.
A raíz de que sale la Fundación Equo y que propone ir en serio ahora con el movimiento político ecologista a nivel estatal, con el apoyo también de los europeos, nos unimos a ellos después de que nos lo solicitaran. No tenía sentido formar parte de Equo y no presentarnos a las elecciones.
Nos presentamos por retratar el movimiento ecologista político y porque emerja ese voto. Una vez emergido, ya puedan ser 800.000 o 1.200, nos va a servir para mucho, porque esos votos son un poder y con ellos podremos negociar. Luego vendrán unas generales.
–Entonces, ¿sí hay intención de seguir?, porque se os califica como partidos champiñones que sólo salen cada cuatro años.
–Bueno, la Plataforma Melilla Verde puede que tenga sus días contados. El camino que hemos elegido recorrer es integrarnos en Equo, que es la fórmula para luego entrar en el Partido Verde Español, una cuestión que se verá después del día 22, en la primera reunión que tengamos el próximo día 4 de junio. Allí decidiremos si formar parte de un partido estatal, aunque personalmente me parece que tener un partido para luchar independientemente, tú solo, pues no tiene sentido.
De hecho, lo hemos dejado bien claro y en los folletos así lo ponemos. Estamos con la Fundación Equo y sólo somos la Plataforma Melilla Verde por despegar, pero que vamos a continuar.
–¿Cuál es el objetivo entonces?
–Sobre todo lo que intentamos es influir y luego, una vez metidos en el partido estatal, ya posiblemente para las Generales, sí que nos marcaremos sacar algún tipo de resultado. Entonces, puede que saquemos un grupo en el Congreso, sumando Barcelona, Madrid, Valencia, zonas donde el ecologismo es importante, y así tener una infraestructura, gente que trabaje en el Congreso.
–Son una formación que está un poco al margen de la vorágine que se está viviendo en esta campaña electoral ¿Cómo logran mantenerse al margen? ¿quizá porque sólo abordan el medio ambiente?
–No, nosotros también abordamos, por ejemplo, el Urbanismo. Hay que tener en cuenta que Urbanismo y Medio Ambiente son las dos Consejerías que más presupuesto manejan.
Cuando decimos ¡ojo! con la carretera que se está haciendo, estamos hablando de 13 millones de euros, no estamos hablando de comidas de 50.000 euros.
Aquí estamos hablando de muchas cosas, además importantes en la ciudad.
Hemos hablado también de todo, de fiscalidad, de economía, de  igualdad. Digamos que el tema ecologista, el tema de la sostenibilidad es transversal en todo.
Y nos mantenemos al margen primero, porque en nuestra listas, el cabeza de lista, o sea yo, no tengo nada que ocultar, jamás me han metido en un juicio y llevo quince años en prensa, jamás he tenido que asistir a un juicio como imputado, jamás me he llevado un duro de ningún sito, jamás he tenido un problema de corrupción.
–¿Pero tampoco están en esa dinámica de acusaciones que sí se produce entre otras candidaturas?
–Claro, no estamos en esa dinámica de acusaciones porque me parecería ridículo.
Digamos que nos presentamos un poco... No nos gusta la política y lo que no vamos a hacer es politiquear y entrar en eso de ‘tú tienes esto, yo no; tú eres más sinvergüenza que yo’. No vamos a entrar en eso.
–Pero entonces, ¿no es un poco contradictorio? Acaba de decir que no les gusta la política, sin embargo, si entran en el juego de la política?
–Claro, es que quizá he utilizado uno de los conceptos de la política, a lo mejor uno de los más populares, más de la calle.
La política como tal es todo. Lo hacen los periodistas, las asociaciones, es la cosa pública, es cuando hablamos de qué es lo que hay que hacer, lo hablamos en el bar..., todo eso es política, es participar en la vida pública. A eso sí estamos dispuestos. En ese concepto sí, métenos y de hecho, llevo haciendo política muchos años, porque he estado ahí.
Sin embargo, el concepto ese que manejamos en la calle de político que viene a medrar, eso no.
Eso es a lo que me refería cuando decía que no nos gusta la política. Huimos de esas peleas entre unos y otros. Es cierto que hay que denunciar las cosas que ocurren y la corrupción, pero que lo lleven más los tribunales, dentro de las instituciones, y no públicamente, en los medios de comunicación, que diariamente se produzca todo este escándalo que se está dando.
–¿Cuál es el punto estrella del  programa de PMV?
–Estamos hablando de la ecología política. Basamos nuestros criterios en calidad democrática y en sostenibilidad, entendiendo esta última en sostenibilidad económica, social y ambiental.
En nuestro programa hemos hecho tres grandes grupos: territorio, sociedad y economía y hemos metido en cada grupo un poco lo que tiene que ver. En territorio:  urbanismo, agua, litoral, conservación de la naturaleza; en sociedad: pobreza, igualdad, cultura, educación; y en economía: turismo, industria.
La sostenibilidad es transversal a todo eso.
Así, cuando hablamos de industria hablamos de una más sostenible, es decir para el autoconsumo y que no tengamos que traerlo todo de fuera.
También hay buena parte de la energía que la podemos producir aquí, cosas sencillas, porque en Melilla tenemos materias primas ¿Dónde?, por ejemplo en los residuos. Tenemos siete tipos de plásticos muy valorados, caucho, algunos tipos de metales, pasta de papel, materia orgánica.
Hay donde trabajar, hasta, por ejemplo, en temas agropecuarios. Hay que recordar que se matan 5.000 borregos en la fiesta del borrego. Y ¿si lo producimos nosotros? Todo eso, además, genera un empleo sostenible y repercute aquí.
Queremos romper con la política del hormigón, que realmente es una cosa que no se discute entre los políticos. Se discute sobre las comilonas o la semana náutica, pero las comilonas han sido 50.000 euros y la carretera 13 millones para unir el barrio de Reina Regente con Los Pinos. Y ¿eso para que sirve?
No hablan de la política del hormigón. De eso no hablan. Corren un tupido velo los políticos tradicionales y siempre nos topamos con el hormigón, con la construcción, y además te dicen que eso genera empleo. Mentira, ¿qué empleo genera la rotonda de Mariguari o un puente? No genera empleo, solo mientras se produce la construcción y además, todo el personal es de la península y de Marruecos, porque aquí no hay buenos encofradores, escoyolistas....  Aquí lo único que contratan son camioneros.
Queremos levantar todo eso y conseguir echar abajo esa política del hormigón que no sólo ha pasado en Melilla, ha pasado en toda España y que además está unida a la corrupción.
–¿Son un partido diferente?
–Sí, tiene que ser así y así se está intentando en toda España. También tenemos la premisa muy importante de no unirnos a ningún partido. El movimiento ecologista verde ha sido prostituido durante muchos años. Todos han jugado e incluso hay alguno que ha robado el  nombre. Por eso, lo que se intenta es ser una baliza nueva y algo diferente.
Estamos dentro de una forma de clasificar el pensamiento político unidimensional, soy de izquierdas o de derechas. Nosotros nos enfrentamos a ese modelo que es del siglo XIX, que ya está muy caduco y creemos que la ideología ecologista se basa en otras cosas. Tiene en cuenta los límites del planeta.
–¿En Melilla tiene algún sentido el ecologismo?
–Creo que cada vez más. La gente se está dando cada vez más cuenta. El ecologismo plantea que no se puede tener un desarrollo infinito en un plante finito.
Los políticos nos hablan siempre de los mismo, de desarrollarnos,  pero no se puede crecer más. Esta crisis nos dice que no vamos a poder crecer como se quiere. El cenit del petróleo se produjo el año pasado.
La base de la economía es la naturaleza, el medio natural. Es todo lo que vemos, comemos, tocamos, hacemos o construimos. El medio ambiente y los recursos naturales ya no pueden más, están tocando límite. Hemos sido depredadores y ya no nos podemos ir a otro sitio.
–¿Y puede aportar algo para contrarrestar el alto desempleo?
–Lo primero es desmontar la política del hormigón. En ese momento se rescata un montón de presupuesto que se puede destinar a otros campos. Melilla tiene recursos, como las energías renovables, que es un mundo económico y de trabajo; residuos, que estamos viendo  que con un tratamiento de residuos también repercute a nuestro favor. Los 3,5 millones de euros que se gastan anualmente en la incineradora, gastados en una política sostenible, supondría que estamos dando, a lo mejor, entre 300 o 400 empleos más.
Pero hay muchas más canteras de empleo; por ejemplo empresas de autoconsumo como acuicultura, ¿por qué  no vamos a tener una batea de mejillones para el consumo nuestro? o ¿una granja de pollos o huevos?. Alguien puede argumentar que un pollo de la península es más barato, pero ¿si se está liberando presupuesto para dejarlo aquí, para ayudar a esos empresarios?...
–¿Pero a lo mejor falta de espacio en Melilla?
–No hablemos de industrias que necesiten más espacio. El compostaje natural lo hemos descartado porque no hay espacio, pero hay otras formas de compostar, Biometanización, por ejemplo, que ocupa lo que una nave industrial y te produce compost y energía. Es más cara la inversión, pero se puede realizar. O lo de la energía renovable en suelo, aquí es una locura, pero en tejados ¿Cuántos tejados improductivos existen en Melilla? Son miles y  miles de metros cuadrados y la legislación hoy te permite colocar tu placa en el techo y conectarlo a red. Habrá que pensar, a lo mejor, no en una cabaña ganadera, pero sí en unas cuantas vacas para quien quiera leche fresca.
–¿Con qué se conformaría Melilla Verde en estas elecciones? ¿Cuál es su resultado óptimo?
–En número no te podría decir, pero el objetivo sería cubrir el hueco que, por otro lado, ya está cubierto. Somos conocidos,  estamos hay, se nos han hecho caso, se ha constituido el movimiento ecologista político en Melilla.
Por otro lado, influir; y yo creo que ya estamos influenciando en los demás partidos para que incluyan en sus programas políticas sostenibles. Bien es cierto que la mayoría de cosas que he escuchado son sandeces y son malas ideas ambientales, pero por lo menos están haciendo el intento. Hablan de medio ambiente, de naturaleza, de sostenibilidad.
Estamos viendo que influimos, por lo que los objetivos, antes del 22 de mayo, ya los estamos cumpliendo. Si el 22 de mayo sacamos algún diputado, pues bien. Estaremos ahí y lucharemos dentro. Seremos una voz distinta y haremos lo mismo que estamos haciendo fuera: no entrar en esas descalificaciones.

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