NACIÓ en febrero y ocho meses después ha desaparecido. Los sindicatos y asociaciones que crearon la Plataforma Policial pensaron que iba a ser un instrumento eficaz para buscar solución a los múltiples y variados problemas laborales que afectan a los agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y, también, Policía Local. Precisamente, el motivo de su nacimiento ha sido la causa de su muerte. Cuando SUP, UFP, CEP, AUGC y más tarde el Sindicato de la Policía Local decidieron ‘unir’ fuerzas sabían que tendrían que batallar en muchos campos para defender a sus afiliados, pero les costó aceptar que el reto más importante y difícil era mantenerse unidos. Hay que reconocer a sus representantes el mérito de haberlo intentado a pesar de que todo apuntaba a que estaban llamados al fracaso desde el nacimiento de la Plataforma.
El primer ‘imposible’ no era que los sindicatos de la Policía Nacional compartieran objetivos, sino que para alcanzarlos se pusieran de acuerdo en los métodos, actitudes y estrategias. Aquí ya quedaron de manifiesto sus diferencias de planteamientos y la distinta ‘filosofía’ sindical de SUP y UFP. Como solución salomónica se optó por elegir al representante de CEP para que actuara como portavoz y también sirviera de moderador-apaciguador. Así lo intentó hacer hasta su dimisión.
Por otra parte, uno de los pilares fuertes de la Plataforma era la AUGC, una asociación obligada a actuar como ‘sindicato clandestino’ porque la Benemérita no contempla para sus miembros los derechos laborales que sí tienen los componentes de los otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Dejando a un lado las distintas mentalidades de guardias civiles y policías, aquí se daba la paradoja de que muchas veces estos agentes sólo tenían en común el destinatario de sus demandas y críticas. Es decir, que en el mejor de los casos, podían acudir juntos a la Delegación del Gobierno a plantear sus quejas, pero éstas tenían poco que ver cuando las formulaba un guardia civil y un policía nacional. Ni sus problemas salariales son los mismos ni tienen asignadas las mismas funciones ni sus organigramas jerárquicos se parecen ni en algunos asuntos dependen del mismo ministerio... En definitiva, dos mundos totalmente distintos.
Y por si todo esto no fuera poco, más difícil todavía. Se suma un nuevo ‘socio’, el Sindicato de la Policía Local (tercer imposible), lo que obliga a dirigir también las quejas, reclamaciones y peticiones contra la Administración local.
A la vista de este panorama es lógico que con una nimiedad como la discusión de los 30 euros de incremento salarial para los policías de la frontera todo salte por los aires. “Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”, como dijo el diplomático francés Talleyrand, una frase que luego tradujo a su manera el torero Guerrita con su famoso “Cada cual es cada cual”. Cualquiera de los dos ‘pensadores’ hubiera podido predecir hace ocho meses cuál iba a ser el recorrido de esta Plataforma Policial construida sólo con entusiasmo y alfileres.
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