Este mes de noviembre, la ciudad recibirá la visita de dos cruceros. Uno de ellos arribará a la ciudad el día 11 y el otro dos días después, el 13. Se trata de una noticia excelente para el comercio de la ciudad. Después de los duros meses que ha atravesado el sector a causa de la pandemia, la llegada de turistas a la ciudad es un motivo para alegrarse.
Que Melilla se convierta en un destino de cruceros debería ser una las líneas de trabajo en als que orientar el turismo en la ciudad como dinamizador de la económica. Que la ciudad se abra un hueco entre las rutas de este tipo de embarcaciones supondría un importante impulso al comercio y hostelería melillense.
Pero para ello, es necesario que todos los agentes que intervienen en la ecuación estén dispuestos a remar en la misma dirección. Los primeros deben ser los propios hosteleros, que deben echar el resto cuando uno de estos barcos fondeé en la ciudad.
Las tiendas deben estar abiertas, así como los restaurantes y cafeterías.
El turista que llegue debe encontrar algún incentivo para que la parada en nuestra ciudad sea positiva y cumpla sus expectativas.
Melilla debe poder ofrecer una oferta particular y atractiva para estos visitantes y este debe ser uno de los objetivos primordiales si queremos que más cruceros sigan recalando en nuestra ciudad.
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