La garita de la Guardia Civil al inicio del espigón obliga a los menas a buscar nuevos accesos.
La instalación de la nueva garita de vigilancia de la Guardia Civil en la cuesta de la Florentina ha sido el detonante para que los menores extranjeros no acompañados (mena) busquen y encuentren una nueva y arriesgada ruta hacia el espigón, puesto que la estructura de este Cuerpo está situada en el lugar que estos menores solían utilizar para saltar la valla y pasar hasta las rocas o, si fuese posible, hasta el Puerto de la ciudad.
El objetivo principal de instalar una garita en este punto fue, por tanto, evitar que los menas no entraran en el espaldón del puerto comercial, zona en la que se ocultan mientras aguardan una oportunidad de colarse en los barcos que zarpan rumbo a la península. La instalación de la caseta tiene como finalidad controlar e interceptar a estos niños para evitar que accedan como polizones a los buques.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) criticó hace semanas las condiciones en la que se encuentra esta caseta desde su instalación a medidados de marzo, partiendo de su localización, del espaldas a las rutas entre las rocas que usan estos jóvenes.
Asimismo, la AUGC critica que esta instalación presente muchas deficiencias, algunas de las cuales incluso ponen en riesgo la integridad física de los agentes. Desde la asociación consideran que la ubicación de este punto de vigilancia es errónea, puesto que para acceder a la escollera no es necesario subir por la cuesta de la Florentina. Así pues, muchos de estos jóvenes utilizan rutas alternativas como la del faro de la ciudad desde Melilla La Vieja, para acceder al espigón y al Puerto. Además, la asociación asegura que se crea un punto ciego que los agentes no pueden controlar y por el que los niños siguen llegando a la escollera sin problemas por estas rutas, ya que la garita se encuentra de a estos caminos de roca.
Agresiones
Además, la AUGC también pone de manifiesto desde la inauguración de la instalación, que sus características de la misma pueden llegar a poner en peligro a los propios agentes, ya que existe el riesgo de que los menores lancen objetos contra la garita, algo que ha ocurrido desde que se comenzó a usar la nueva garita de vigilancia.
Según comentaron los integrantes de esta organización tras la apertura de la instalación, los menas arrojan desde las murallas del casco antiguo todo lo que tienen a mano, desde piedras hasta botellas con aguafuerte y bolas de plomo que estallan al impactar contra el suelo.
Asimismo, la estructura de esta garita está compuesta por chapa, por lo que la AUGC manifestó su temor ante un posible hudimiento ante el impacto de un objeto lo suficientemente pesado.
Otro de los puntos que esta asociación critica acerca de la garita es que no cuenta con instalación eléctrica.
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