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Una familia melillense con cinco generaciones de mujeres

Ana, de 94 años, conoció ayer a su tataranieta Alma, que sólo tiene dos días.

Taratabuela, bisabuela, abuela, hija y nieta. En la familia García Benítez no sobra ninguna de estas palabras. Cinco generaciones de mujeres se reunieron ayer en el Hospital Comarcal. Aunque la protagonista del día era Alma. La pequeña, con dos días de vida, atrajo todas las miradas, en especial, las de su tatarabuela Ana, que pudo comprobar que este bebé es uno de los más hermosos que han llegado a la familia. Es gordita y de color rosa, afirmaba sin poder dejar de observarla. Alma es su primera tataranieta y no todo el mundo puede decir que a sus 94 años  tiene energía para coger a este bebé en brazos y bromear con que ella hubiera elegido otro nombre para ser la quinta generación de mujeres que nace en Melilla.
La tatarabuela estaba muy emocionada ayer por conocer a su tataranieta. Es consciente de que las mujeres son mayoría en su familia y se siente muy orgullosa de todas. Son luchadoras, trabajadoras y muy familiares, como ella les ha enseñado. Ana Pérez (1919), Mercedes Benítez (1947), María Florentina García (1973), Meritxell Rollo (1990) y Alma Artero (2013) son las cinco generaciones de madres e hijas a las que la vida les ha dado la oportunidad de conocerse.

Una mujer de principio del XX
La historia de esta familia y de las mujeres que la componen, que son mayoría se mire por donde se mire, comienza en 1919 cuando nace Ana Pérez. Esta melillense era hija de unos famosos joyeros de la ciudad. Ya no recuerda cómo se llamaba el local que sus padres tenían en el Tesorillo, pero asegura que era uno de los más afamados de Melilla. Estaba situado en la calle General Pintos.
Ana explica a El  Faro que vio desde el balcón de su casa cómo un soldado leía el manifiesto por el que los militares se alzaban contra al República. Recuerda aún el miedo que sintió aquellos días y los meses posteriores de la Guerra Civil. En aquellos años, era una adolescente de 15 años y la vida de todos los que le rodeaban cambió sin más.
Ana tuvo tres hijos en Melilla: José, Mercedes y Miguel. Su marido era panadero, así que toda la familia recuerda el olor a pan y a dulces que había en su casa. Nunca faltaban estos alimentos en su alacena.
Esta tatarabuela resalta que ella crió a sus tres hijos iguales. Las normas eran las mismas para los chicos que para la chica. Afirma que lo importante en su casa era el respeto a la familia.
Ana explica que los tiempos han cambiado mucho desde que a ella le tocó criar a su hija Mercedes. Los niños de ahora lo tienen todo, asegura, y aún así desean siempre más y los padres se lo permiten.
Otro cambio que ha visto en su familia es que las mujeres que la siguen han tenido o querido trabajar fuera de sus casas. Eso también ha transformado la manera de criar a los niños.

Una generación más
Mercedes fue una de las hijas de Ana que emigró a Barcelona en 1964. Buscaba un trabajo mejor que ayudara a mantener a la familia. Pero tanto ella como su esposo Antonio añoraban la tierra en la que nació. Para ellos, vivir  en Barcelona era una forma de ganarse la vida, pero soñaban con volver a Melilla. Fue una crisis económica, la de 1983, la que aprovecharon para regresar a la ciudad. Antonio consiguió una buena indemnización por parte de la empresa en la que trabajaba y con ese dinero, se trajo a toda la familia a Melilla. Aquí montaron una carnicería, por eso mucha gente de la ciudad les conoce.
La carnicería Miró era la mejor de todo el barrio de la Victoria, asegura Mercedes. De hecho, apenas puede dar un paso por la ciudad sin saludar a los vecinos. Este negocio no está en manos de la familia, lo vendieron porque ninguno de sus hijos quiso seguir con él.
En Barcelona nacieron los hijos de Mercedes, dos mujeres, Ana y María Florentina, y  el único varón de la familia, Antonio. Él está rodeado de hermanas y sobrinas. No hay ningún hombre más en la familia, a parte de su padre.

Dos intervenciones
María Florentina es la abuela de Alma, el bebé que nació ayer. Casualmente la han tenido que operar de la matriz dos días antes de que naciera su nieta. Gracias a los médicos de la planta de Tocoginecología, comparte habitación con su hija y su nieta. Flori, como la llaman en esta familia, trabaja como cocinera en la Residencia de Mayores. Ayer estaba muy emocionada con Alma en brazos, aunque estaba algo dolorida por su operación.
La penúltima de esta lista de mujeres es Meritxell. Esta joven melillense de 23 años trabaja como jefa de personal en una empresa de la ciudad. Ayer toda la familia la fue a visitar para ver qué tal se encontraba de la cesárea y también para conocer la quinta generación, Alma, que nació con 3,5 kilos y con los ojos de color gris.
Pero las casualidades en esta familia no terminan con que sean mujeres las cinco generaciones que se reunieron ayer en el Comarcal. La mayoría cumple años en el mes de octubre, Ana entre ellas, que hace una semana celebró sus 94 años.  De hecho la madre del bebé, Meritxell, cumple años hoy. Como este bebé iba a nacer por cesárea, cuando estaban programando esta intervención, preguntaron al médico que si la podía retrasar hasta el día de hoy para que naciera en la misma fecha que su madre, pero no fue posible. En cualquier caso, Alma es un regalo adelantado de cumpleaños que todos celebrarán con alegría.

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