El profesor de Fenomenología Criminal del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, dependiente académicamente de la UNED y estructuralmente del Ministerio de Defensa, Ricardo Magaz escribió, el pasado día 16 de agosto, en el Diario de León, un artículo titulado ‘Marruecos vacía las cárceles y empuja a los convictos a España’.
Ante esta noticia, El Faro contacta con él para que explique su teoría. Cuenta que, durante los últimos tiempos, Marruecos ha liberado a unos 30.000 presos de sus cárceles por medio de tres indultos: el primero, el año pasado, otro por el aniversario de la coronación del Rey Mohamed VI y el último, hace unas semanas con motivo de la conmemoración del nacimiento de Mahoma, según datos que ha obtenido de la delegación de la Administración Penitenciaria y de la Reinserción del Reino alauí.
Magaz justifica esta medida de “liberar a tanto condenado porque las cárceles de Marruecos están llenas, hacinadas” y la calidad de vida que hay dentro “no es buena”, por lo que el país alauita utiliza esta fórmula para aliviar la presión en sus centros penitenciarios.
El experto apunta que, aunque un pequeño grupo de los ex presos fueron a Francia y que otros se quedan allí, “bastantes”, o incluso “muchos”, de estos presos acaban en España, ya que Marruecos los “empuja y favorece especialmente” aquí para “ejercer presión sobre nuestro país como hace con otros asuntos”.
¿Cuál es el método? Algunos, afirma, cuando salen de prisión, vienen por propia iniciativa, bien por mar o bien por vía aérea. En otros casos, apunta, son “empujados, o invitados, entre comillas, a venirse acá”.
El profesor revela que utilizan diferentes rutas. Una de las opciones es volar desde Casablanca a Barajas por medio de la compañía Royal Air Maroc. Algunos de quienes suben al avión tienen documentación, pero la destruyen durante el vuelo. Otros embarcan directamente sin el pasaporte. Al final, cuando llegan a Madrid, resulta que están indocumentados y todos se convierten en sin papeles. Algunos de ellos piden el asilo y otros, “aunque en la mayoría de los casos no lo son, declaran ser menores y, hasta que las autoridades españolas demuestran que no lo son, pasa un tiempo y nos los comemos con patatas”, explica Magaz.
La solución, según el profesor, sería no dejarles desembarcar aprovechando las leyes de transporte aéreo internacionales y el Reglamento de la Unión Europea (UE), que dicen que, mientras la persona se encuentre a bordo del avión, no está en territorio español.
Pero el problema, afirma, es que el Gobierno español es consciente de todos estos movimientos y los consiente por medio de los ministerios de Interior y de Asuntos Exteriores. Aunque la Policía, asegura Magaz, está al tanto de estos vuelos por medio de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y ha advertido “por activa y por pasiva desde hace tiempo”, de momento no se ha puesto ningún remedio. “Como digo en mi tribuna, naturalmente estamos hablando de Marruecos. ¡Dios mío, estamos hablando de Marruecos!”, expresa, sin que le quepa otra explicación posible.
Se le pregunta por qué da la sensación de que España siempre cede ante Marruecos. Su respuesta, que “eso habría que preguntárselo al presidente Sánchez”, pero que no cabe duda de que “Marruecos tiene con el Gobierno actual el mantel puesto”.
Tal como manifiesta en su tribuna: “Las organizaciones sindicales de la Policía llevan tiempo dando la voz de alarma. El aeropuerto de Madrid-Barajas está al límite. Los agentes tienen que soportar que ante sus ojos pase impunemente una legión de convictos foráneos recién excarcelados sin que puedan mover un dedo. Sería muy sencillo para el Gobierno español y sus ministerios concernidos, el de Asuntos Exteriores y el de Interior, poner freno si quisieran a este dislate. Sólo se trataría de aplicar los convenios internacionales suscritos y la ley ¿la ley? ¡Ah, que estamos hablando de Marruecos! Vale, amigo lector, no tengas en cuenta nada de lo dicho. Olvídalo”.
Surge la duda de si la gente que dice que a España sólo viene lo peor de otros países tiene razón. Pero, según Magaz, no es eso. “A España viene lo mejor y lo peor”, aclara. Lo que ocurre, añade, es que, cuando alguien accede a la península –esto es, a España, Portugal, Andorra o Gibraltar (“importantísimas estas dos últimas tanto desde el punto de vista del narcotráfico, porque no olvidemos que tenemos a Marruecos a poquísimos kilómetros y es el mayor productor del mundo de ‘hachís’, como del problema de las migraciones”), si no tiene documentación, “nos lo comemos, porque además somos frontera sur del espacio Schengen de libre circulación de la UE”. Y otro problema: “Si no tienen documentación, desconocemos si han sido condenados por algún delito o si han estado en prisión. Es decir, corremos un grave riesgo”.
Por resumir la respuesta, el profesor asegura lo siguiente: “Efectivamente llega gente buena, honesta y con ganas de trabajar aunque sea sin papeles, pero también nos llegan criminales. Poner en duda esto es de necios y es cerrar los ojos ante un problema que tenemos en la UE. Primero, en España, como cabeza de puente, pero también en el resto de la UE, y prueba de ello es que ya hay países como Alemania que están tomando medidas para abordar este problema”.
Ricardo Magaz nació en 1957. Es profesor de Fenomenología Criminal en diversos campus universitarios y miembro de la Policía Nacional. Escritor polifacético al más puro estilo renacentista, ha cultivado todos los géneros literarios como la novela, los libros de relatos y viajes, el ensayo o la columna de opinión.
En la disciplina ensayística se dio a conocer en 1992 con El esclavo mundo de las drogas. Le siguieron Criminalidad y Globalización, volumen coral editado en 2012 bajo el sello del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED, reeditado en varias ocasiones, y Narcotráfico y drogas de abuso, producido en 2013 por Eolas Ediciones. Sus ensayos true crime más recientes, España negra: crimen sin fronteras y narcotráfico, salió al mercado en 2021, y El quinto mandamiento: diario de crimen y castigo en 2023, ambos de la mano de Eolas & menoslobos.
En narrativa ha publicado, entre otras obras, La embajada, novela finalista del Premio Nacional de la Crítica 1997; El inquietante sonido del timbre, alumbrado a mediados de 2001; Ora la espada, ora la pluma, elegido Libro del Año 2006 en su género por la Asociación de la Prensa; Garófalo o la lesión de los sentimientos, editado en 2007 por la entidad Caja España; o Miénteme poeta, dime que me quieres: relatos y microficciones, entregado a imprenta en 2011. En 2016 publicó Perro no come perro: veinte relatos inquietantes. Sus últimos libros de narrativa son Crónicas del nueve parabellum, lanzado en 2018 por Eolas y el volumen coral Malas calles: historias criminales contadas por policías, editado en 2022 en España y Latinoamérica por el sello Reino de Cordelia.
Asimismo, es autor, junto a otros escritores, de una veintena de libros colectivos entre los que cabe destacar los editados bajo el sello de UNED y sus organismos académicos o de Unidad Editorial/El Mundo, con un cuarto de millón de ejemplares distribuidos del popular volumen conmemorativo El mundo cambió.
Magaz ha compaginado a lo largo de los años numerosas doctrinas y actividades: columnista habitual de prensa, conferenciante, colaborador en medios de comunicación… En 1999 fue candidato al Parlamento Europeo.
Actualmente imparte docencia en el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED donde coordina el Curso de Experto Universitario en Crimen Organizado Transnacional y Seguridad. Es miembro del claustro docente del CIFSE y de la Junta Directiva de la Sociedad Científica Española de Criminología. Ha formado parte del grupo de trabajo del Observatorio de Redes Criminales y Tráficos Ilícitos del Real Instituto Elcano.
Complementariamente, viene colaborando como analista de crónica negra y seguridad en el Grupo RTVE, en los espacios La Mañana de La 1, España Directo, Informe Semanal o En portada, así como en programas de Discovery Dmax, Equipo de investigación, Salvados, Espejo público, La Sexta Noche , RTVCyL, Código 10 de Cuatro, En guardia mujeres contra el crimen o Detrás de la verdad, entre otras cadenas televisivas.
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