El consejero de Economía, Comercio, Turismo, Innovación Tecnológica y Formento, Miguel Marín, hizo público ayer el plan que tiene para conseguir que Melilla se convierta en una ubicación internacional de empresas de base tecnológica. Se trata de un proyecto con tres ejes muy significativos y que pueden suponer un incentivo importante a la hora de que esos negocios elijan nuestra ciudad para su implantación.
El primero de los aspectos destacados por Marín fue la fiscalidad que ofrece Melilla. Indudablemente, tener una tributación muy atenuada es un atractivo interesante. Juan Bravo, uno de los economistas más destacados en la dirección nacional del PP, ya lo comentó en su visita hace unos meses: había que explotar las bonificaciones fiscales, bastante (por no decir completamente) desconocidas fuera de nuestras fronteras locales.
Por eso es de la mayor urgencia que las bondades de la fiscalidad melillense llegue a todas las potenciales empresas digitales que estén buscando ubicación y que se cuentan por cientos, según reconoció el propio Marín. Esa información tiene que estar en la mesa de todos los directivos, de los nómadas digitales y de todo aquel que se plantee dónde establecer el domicilio de su negocio.
Se ha empezado ya por trasladar los datos de la fiscalidad a foros, seminarios, eventos varios y encuentros profesionales. Pero eso necesita reforzarse con la labor de empresas especializadas en la difusión de ese tipo de información. El camino ya está iniciado.
El segundo de los vértices planteados por Miguel Marín está relacionado con la formación. Las empresas necesitarán trabajadores y es decisión del Gobierno que no tengan que buscarlos fuera de Melilla, que sea la ciudad la que las provea de mano de obra totalmente cualificada en el uso de las nuevas tecnologías.
Se trata de un tema bastante ambicioso porque la idea es que desde niños se adquieran las habilidades necesarias para trabajar en el ámbito de lo digital. Y como culmen también que la Universidad de Granada traiga a Melilla nuevas titulaciones de carácter tecnológico.
Por último, la tercera pata en la creación del plan es poner a disposición de las empresas locales en los que puedan asentarse. De inmediato se ofrecerán los existentes en el Cargadero del Mineral (zona terrestre) pero ya se habla de realizar un concurso de ideas para construir un vivero de empresas tecnológicas en los terrenos de la antigua Jefatura de la Policía Local, que es de propiedad municipal. No en vano se tienen ya 4,2 millones de euros preparados para acometer ese proyecto, que supondría la demolición del edificio actual.
El Gobierno está convencido de que se puede alcanzar el objetivo de ser sede de las empresas tecnológicas. Se trata de una línea estratégica en el desarrollo de un nuevo modelo económico para la ciudad y a la vista de cómo va funcionando, de la rapidez con la que Marín quiere ir ejecutando el plan, puede que se alcance la meta.
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