Blas Jesús Imbroda, creo que ya lo escribí en una ocasión, es un lujo para la ciudad de Melilla. Es un profesional de la abogacía que no hubiera tenido nunca ningún problema a la hora de triunfar dentro del mundo del Derecho en cualquier ciudad en la que hubiera querido instalarse. Sin embargo, siempre ha deseado que su rincón de seguridad esté situado en su terruño, como dirían los gallegos, en sus doce kilómetros cuadrados, en tierra africana y española. Y desde allí, con esa seguridad que da tener los pies en el suelo, volar por el mundo. Me lo decía recientemente su hermano, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda: “mi hermano es ya un ciudadano del mundo”.
Seguramente, Blas Jesús Imbroda, pasa ahora muchos días al año fuera de su tierra. Y todo ello porque se ha convertido en un especialista mundial en todos los temas relacionados con la Corte Penal Internacional y con la defensa de los Derechos Humanos. La voz de Blas Jesús Imbroda es escuchada y respetada en Europa y en América, en Africa y en Asia, en todos los continentes. Y además se ha convertido siempre en un gran embajador de Melilla. Siempre que tiene la oportunidad habla de su rincón de seguridad, de su terruño, de lo que significa esa adelantada de España en el continente africano.
Pero a pesar de haberse convertido en un ciudadano del mundo, como nos decía su hermano, la realidad es que también ha tenido tiempo para que el Ilustre Colegio de Abogados de Melilla haya crecido en estos dieciocho años lo que ha crecido. Lanzo una pregunta al aire y que la contesten los abogados melillenses: ¿cómo se encontraba el ICAME antes de la llegada de Imbroda y cómo se encuentra ahora?. La diferencia es desde luego abismal y todo ese trabajo se ha debido a la labor de Blas Jesús Imbroda y de los diferentes equipo de trabajo que le han acompañado en todo este tiempo.
No es cuestión de hacer un relato sobre todo los cambios introducidos en este periódico, en la práctica, los mandatos los ha ido renovando año tras año. Muchas veces se dice que quien está en el poder termina quemándose, circunstancia que no debe ir con Imbroda, puesto que el apoyo que ha tenido por parte de los abogados melillenses ha sido abrumador. Ha logrado una gran diferencia con respecto al segundo de quienes se presentaban para el puesto de decano.
Vuelvo a repetir y estoy convencido de ello, de que Blas Jesús Imbroda es un lujo para Melilla y los abogados melillenses. Lo mejor que tiene es su espíritu emprendedor. Podía haber salido por la puerta grande después de dieciocho años al frente de los destinos de ICAME, pero, sin embargo, resulta que quiere seguir adelante porque todavía encuentra nuevos restos que, con total seguridad, los terminará cumpliendo.
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