Akoum Ange Patrick pidió asilo político y lleva tres años a la espera de que le respondan. Asegura que el Centro de Estancia Temporal está colapsado y que no les dejan “hablar”.
Está en huelga de hambre desde el pasado miércoles y para que se note se ha precintado la boca. Akoum Ange Patrick es un inmigrante de 31 años, de Costa de Marfil, que ha colgado un par de pancartas en la Plaza de España de Melilla, frente a la Delegación del Gobierno, anunciando su decisión de no ingerir alimentos hasta que alguien se digne a escuchar sus quejas. Y para no pasar desapercibido se ha puesto en un lugar visible a denunciar el trato que recibe en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde lleva tres años.
Patrick no quiere vivir en el CETI porque asegura que en el centro ni le escuchan ni le dejan hablar. “Cuando hay un problema y te quejas, te dicen que no tienes la razón. Estoy cansado de que me digan siempre lo que es bueno para mí y no me dejen decidir por mí mismo”.
A este inmigrante de Costa de Marfil, que no pudo terminar los estudios tras el inicio de la guerra que le obligó a abandonar su país, le parece injusto que “en pleno siglo XXI no tengas derecho a hablar”. Por eso asegura que está “enfermo moralmente”.
Hace un par de días Patrick cuenta que tuvo un rifirrafe con una mediadora que mandó a dos personas a ocupar dos camas vacías en su habitación del CETI. Los nuevos inquilinos llegaron y le preguntaron a Patrick donde ponerse. Él dijo que no sabía. Poco después regresaron con la mediadora que abroncó a Patrick, con muy malas formas, según éste, y requiriéndole la tarjeta del CETI. “Ni siquiera me dijo 'Hola'. Llegó y me pidió mi tarjeta y yo le expliqué que no le dije cuáles era sus camas porque ése no es mi trabajo, sino el suyo”.
Patrick parece saber de lo que habla. Lleva tres años en el CETI y es solicitante de asilo político: “Tengo la tarjeta roja y me gustaría que se resolviera mi situación. No quiero irme de Melilla. Creo que ésta es una buena ciudad para vivir, pero me gustaría hacer otra cosa distinta a vivir hacinado en el CETI, porque si sigo ahí me voy a volver loco. Yo no sé qué va a ser de mi vida, qué va a pasar con mi futuro, sin formación y sin asistencia social”, apuntó ayer a El Faro.
Según Patrick, en el CETI hay hasta ocho personas en habitaciones de dos metros cuadrados.
El CETI alojaba el pasado miércoles a cerca de 900 personas, el doble de su capacidad (480 personas) tal y como publicó este periódico. “Los inmigrantes que están llegando nuevos al Centro de Estancia Temporal de Melilla los están alojando en camas militares de tres alturas”, apuntó Patrick a El Faro.
Otra protesta de un demandante de asilo político
La huelga de hambre de Akoum Ange Patrick en la Plaza de España no es la primera protesta protagonizada en la ciudad por un demandante de asilo político. Ya lo hizo en septiembre un inmigrante sirio (Mohamed Amine) que fue trasladado a la península después de intentar ahorcarse en un árbol.
Tal y como publicó entonces El Faro, el Defensor del Pueblo, en su informe ‘La trata de seres humanos en España: víctimas invisibles’ denunció entonces que los inmigrantes del CETI de Melilla prefieren esperar a salir de la ciudad para pedir la protección internacional porque la solicitud de asilo “está devaluada” y si lo piden, no salen de la ciudad. Tras investigar esta práctica de la Policía en Melilla y Ceuta, el Defensor del Pueblo manifestó su disconformidad ya que, en su opinión, este modo de proceder “no está justificado” y deja a los potenciales solicitantes de asilo “indefensos”.
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