Ayer la tarde comenzó oscurecerse con la caída del sol y la llegada de los primeros datos sobre el suceso que acaba de ocurrir en la zona de la Alcazaba.
En un principio sólo se hablaba de un hombre acuchillado, un suceso trágico por sí solo que aún fue más impactante cuando la Policía Nacional descubrió a pocos metros, en la ensenada de los Galápagos, a una mujer tendida en el suelo. Al igual que su compañero, presentaba heridas de arma blanca.
La angustia y la preocupación se adivinaba ayer en los rostros de los vecinos de la zona. Entre ellos se encontraban algunos que poco antes habían alertado a la Policía de lo sucedido y ayudaron a identificar al presunto autor del crimen.
La presencia de los cuerpos tendidos en el suelo a la espera de que llegara el juez de guardia resultaba impactante. Sólo la detención del supuesto homicida servía para traer un poco de calma. La rápida intervención de los agentes de la Policía Nacional permitió la localización del sospechoso. Sin embargo, la labor de los agentes no ha hecho más que empezar. Si el único detenido hasta ayer verdaderamente es el autor del crimen, aún queda mucho trabajo por hacer para demostrar su culpabilidad ante un juez. De hecho, los agentes de Policía Judicial comenzaron inmediatamente las pesquisas. Mientras aguardaban la llegada del juez de guardia, iniciaron la búsqueda del arma homicida. Trataban de localizarla en papeleras próximas, oculta en las zonas ajardinadas o debajo de algún vehículo estacionado en las cercanías.
También será necesario determinar qué vínculos unían a las víctimas con su verdugo. Hasta ayer se conocía que los fallecidos eran de origen marroquí. Al menos uno de ellos tenía la tarjeta de residencia y probablemente el otro documento similar que portaba correspondía a su compañera.
Los agentes tendrán que esclarecer cómo se produjeron los hechos y los motivos del supuesto ensañamiento del agresor, especialmente con su víctima masculina. El cadáver del hombre mostraba multiples heridas de arma blanca, cerca de una veintena, según la fuentes policiales consultadas por El Faro, y la mitad estaba localizada en el cuello. De momento, parecen descartadas dos hipótesis. El móvil de robo pierde fuerza si se tiene en cuenta que las víctimas conservaban todas sus pertenencias, entre las que estaban sus teléfones móviles y una importante cantidad de dinero. Y por otra parte, el crimen pasional, que explicaría el ensañamiento con la pareja, especialmente con el fallecido varón, fue perdiendo fuerza a medida que transcurría el tiempo, aunque las citadas fuentes policiales prefirieron guardar silencio sobre las razones para este descarte.
El lamentable suceso que tuvo como escenario la Ensenada de los Galápagos llenó de consternación a Melilla. Sin embargo, este sentimiento lúgubre se vio parcialmente contrarrestado con la actuación de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Su profesionalidad y rápida intervención sirvió para que nuestra ciudad comenzara a recuperar la tranquilidad. Ojalá la calma regrese por completo con la rápida confirmación de que el autor del crimen ha sido detenido y de que los agentes han conseguido recoger las suficientes pruebas para que un juez pueda condenarlo. La ciudadanía en general y los familiares de las víctimas en particular sólo podremos recuperar el sosiego si la Policía resuelve pronto este crimen, que vuelve a poner a prueba su profesionalidad.
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