Sociedad melillense

Un canto a la concordia en el Rastro

Antes del comienzo del partido de octavos de final del Mundial de fútbol Qatar 2022 Fouad, el propietario de la cafetería Rania, ubicada en el Rastro, avisa a El Faro de que, aunque prefiere que gane España, lo ve complicado, ya que el combinado marroquí está “más formado” que la Selección Nacional, en concreto, “cuatro años contra dos”.

Mohamedi indica que cada uno tiene que “ir a lo suyo” y, aunque lo ideal sería un empate, desea que gane “el mejor”. “Me vas a perdonar, pero voy a rezar”, le dice a continuación a un amigo en la cafetería, y sale un momento.

El partido aún no ha comenzado. Fouad me sirve un café descafeinado y me lleva también a la mesa una napolitana de chocolate que me había dejado en la barra.

De momento, no hay mucho ambiente. Contándome a mí, siete personas y el camarero. Entonces entra una señora con dos niños.

Un señor asegura que va con la Selección del País Vasco, ni con España ni con Marruecos. “¿Qué más me da quien gane? Es sólo por entretenerme”, explica este ciudadano.

Suenan los himnos. Empieza el partido. Enseguida se oye un grito sin acento alguno: “¡La Roja, que no se moja!” Casi todos son musulmanes, como Fouad, quien, pese a dejar claro que él no tiene “nada que ver con Marruecos” y que nació en España, cree que la Selección va a perder 2-1.

Ya se han juntado unas 30 personas dentro viendo el partido. Alguien entra y ofrece sillas. Los tertulianos hablan en castellano y en chelja, indistintamente. Aún no es posible saber a quién apoyan mayoritariamente, aunque ya alrededor del minuto 13 se comienza a intuir que Marruecos es favorita. Munir, de 22 años, dice que, aunque nació en Melilla, prefiere que gane Marruecos. No obstante, asegura que estará contento pase lo que pase.

Si bien el partido no es gran cosa por el momento, hay una gran expectación. Sobre el minuto 30, Unai Simón detiene un disparo marroquí desde fuera del área y la multitud congregada se viene arriba. Munir añade que el partido está “muy entretenido e igualado”. En el minuto 39, España falla una ocasión y una mujer grita “¡ay!”

En el 42’, una aproximación de Marruecos a la portería española hace levantarse a la gente de sus asientos. La sensación, ahora sí, es que la mayoría prefiere que se clasifique esta Selección.

No obstante, en una entrevista con Marca TV, alguien dice que prefiere que gane España. Una mujer llamada Zara apuesta por un resultado de 0-0 y cree que todo se resolverá en los penaltis.

Fouad recuerda que “esto sólo es fútbol” y cree que un simple partido no puede “separar” a la población. Ha cambiado de opinión y, como Zara, él también está convencido ahora de que se llegará a los penaltis. Unos penaltis, que, dice, son “un símbolo de hermandad”.

El dueño del cafetín cree que, con los cambios, Luis Enrique está arriesgando al “todo o nada” al sustituir, en el minuto 63, a Asensio por Morata, quien, en su opinión, “es más malo que pegarle a un padre”.

 

La gente charla incesantemente conforme el partido va transcurriendo. Algunos dicen que prefieren que gane Marruecos “porque nunca ha ganado nada”. Conocen a todos los jugadores españoles. Uno de ellos cuenta una anécdota muy interesante sobre Gavi.

Fouad apunta que mi letra parece “de médico” e insiste en que su corazón está con España, ya que sirvió en los Regulares y, además, es el país que le ha dado “todo” en su vida.

En el minuto 86, los clientes del cafetín se emocionan con una ocasión de Marruecos a la que sigue otra de España con la que también se revolucionan. Fouad incide de nuevo en el buen ambiente que reina en su bar y añade que no existen las razas: “sólo el pobre y el rico”.

El partido se ha ido poniendo emocionante conforme llega a su fin y una ocasión por cada bando así lo atestiguan. Finalmente se llega a la prórroga.

A los cuatro minutos de la reanudación, otra ocasión de Marruecos levanta la algarabía. En ese momento, una llamada a la oración desde la mezquita invita a bajar el sonido de a retransmisión. Algunos ciudadanos salen afuera.

Uno de quienes allí permanecen ve la situación con “agonía”, dado que quiere que gane España. “Pero que no se entere nadie”, susurra.

Un musulmán se exalta con una ocasión española. Están repartidos y, aunque son más a favor de Marruecos, lo que quieren, por encima de todo, es que reine la concordia. En el minuto 110, alguien recuerda que él ya había vaticinado que se llegaría a los penaltis. “Ver esto es un disfrute, pues gane quien gane voy a acabar contento”, puntualiza ahora Fouad.

Finalmente se llega a los penaltis. La alegría es general con cada fallo español y cada acierto marroquí. Enseguida hay una resolución y todos se dispersan en un segundo, unos más contentos que otros. Eo sí: hoy se volverán todos a encontrar, y tan amigos.

 

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