El Ministerio de Fomento y la Ciudad han acordado sacar por tercera vez a concurso el contrato de navegación marítima.
También se barajaba la opción de una negociación directa con las navieras para llegar a un acuerdo.
Una y otra opción son dos caminos para llegar a un único destino posible, que es el que interesa a los melillenses: El barco debe ser un medio de transporte asequible al conjunto de la sociedad y tiene que ofrecer la máxima calidad posible. A ello hay que añadir que el objetivo, a la finalización de cada contrato con la naviera de turno, ha de ser superar las condiciones recogidas en el acuerdo anterior.
Difícilmente puede haber discrepancia entre partidos políticos sobre estos puntos.
La llegada a nuestra ciudad de una empresa como Armas elevó de manera considerable la calidad del servicio. Las malas condiciones de algunos barcos de Acciona, en especial del que realiza la ruta con Almería, quedaron más que en evidencia. Hoy embarcaciones de ese tipo son totalmente inadmisibles. Con contrato público o en mercado libre, ese barco no debe seguir prestando servicio a los melillenses.
En esto, con toda probabilidad, también estén de acuerdo el Gobierno y la oposición.
En cuanto a los precios, además de ser asequibles, es necesario que mantengan una cierta estabilidad a lo largo del año, al margen de la oferta y la demanda que se registre en cada momento.
Aquí tampoco parece que puedan existir motivos de discrepancia entre partidos políticos.
En definitiva, en el asunto del transporte marítimo todo son razones para que Gobierno y oposición fueran de la mano en un tema de vital importancia para los melillenses, que son los principales afectados por los éxitos y fracasos en lo relacionado con los barcos que nos mantienen conectados con la península.
El problema radica en que no hay un solo asunto en nuestra ciudad que no sea motivo de discrepancia o enfrentamiento político. Ningún tema tiene la relevancia suficiente para nuestros representantes como para éstos se vean obligados a sentarse, hablar, aunar posturas y defender una posición de manera unánime ante la Administración central o frente a empresas con posibilidad de prestar el servicio.
Nada queda en Melilla al margen de la disputa política. Sólo así se explica que asuntos como el del transporte marítimo, de vital importancia económica y social en nuestra ciudad, estén de manera permanente en medio de la batalla entre Gobierno y oposición.
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