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Ultramarinos Parra, adaptándose para sobrevivir

Ultramarinos Parra es un comercio melillense dedicado a la venta de comida de alta gama. Lleva más de medio siglo con sus puertas abiertas y su dueño, Ignacio Luis Ramírez, cuenta a El Faro que la clave para seguir sobreviviendo después de tantos años es adaptarse.

El origen del negocio se remonta a su anterior dueño, Gerardo Parra. Abrió la tienda hace más de cincuenta años y al jubilarse, Ignacio la heredó. Él se quedó con toda la distribución de Parra, quien se dedicaba a comercializar con productos delicatesen (alimentos de alta calidad): jamón, embutidos, vinos y demás productos de alta gama.

Ignacio provenía de la empresa Sogorb y cuando adquirió Ultramarinos Parra hizo una fusión con todos los productos que conocía para comercializarlos. “Yo cogí una batidora, metí todo y aquí estoy”, cuenta.

Este comercio melillense tan solo lleva en su ubicación actual 13 años. Cuando Gerardo Parra era el dueño se encontraba en otro lugar. Ignacio cuenta que tuvo la suerte de que Gerardo le dejó el negocio “enfocado” porque ya tenía una cartera de clientes. Al principio, lo que él tuvo que hacer simplemente fue continuar con el legado de Parra. Luego aportó su granito de arena: su experiencia profesional en Sogorb.

Después de tantos años, Ignacio nos cuenta que los clientes que van a comprar son ya como la familia. Considera que no es como los comercios de grandes superficies y supermercados, en Parra “el servicio al cliente es fundamental”. Su principal objetivo es que los clientes salgan siempre contentos de su tienda y es la principal razón por la tanto él como su equipo se esmeran cada día.

Sincerándose con El Faro, el dueño de Ultramarinos Parra confiesa que hace unos años la población en la zona centro era mucho más amplia. La edad de gran parte de sus clientes es cincuenta años (o más) y de clase media-alta, aunque asegura que los productos que venden son de toda clase: los hay más caros y los hay más económicos.

En el transcurso de la última década, muchos de sus clientes de 70 y 80 años, que formaban parte de la clientela que tenía durante las mañanas, han ido falleciendo. Ante esto, es importante seguir captando nuevos clientes para, como Ignacio dice, adaptarse y sobrevivir.

Sin embargo, las nuevas generaciones prefieren en muchos casos los supermercados antes que los pequeños comercios locales. Aún así, desde Ultramarinos Parra cuentan que no le temen al futuro, pero aseguran que lo importante es captar a los nuevos clientes y seguir trabajando para mejorar.

Aunque los más jóvenes no son el público principal de este negocio melillense, Ignacio cree que sí que acabarán comprando este tipo de productos en un futuro. ¿Por qué? “A nadie le amarga un dulce”, contesta el dueño.

Muchos clientes acuden a la tienda para hacer cestas de regalos. En esas ocasiones, los jóvenes acaban dándose una vuelta por las estanterías y acaban llevándose una bolsa con otros productos para ellos. Cuando estén asentados en sus vidas, puede que llegue un día y digan “vamos a pegarnos un homenaje este fin de semana” y acudan a Ultramarinos Parra.

Contraste pandémico

Al contrario de otros comercios locales, Ignacio admite que durante los años de la pandemia del coronavirus le fue bastante bien. El principal motivo  se debió a las restricciones y a que, por desgracia, la hostelería estuvo más limitada. En Ultramarinos Parra hicieron reparto a domicilio (y todavía continúan haciéndolo) y le llevaba la compra a las personas que estaban confinadas en sus casas. “La gente llamaba y nosotros aprendimos a defendernos bastante bien en la pandemia”, dice.

Aún así, Ignacio confiesa que justo antes llegó a plantearse cerrar. “2019 fue un año horrible para mí” y asegura que le fue “muy mal”. Cuando llegó el confinamiento, todo cambió: consiguió recuperar ganancias y adquirir clientela.

Ahora mismo su negocio, como muchos otros de la zona centro, se está viendo afectado por las obras de peatonalización. Admite que, aunque seguramente quedará muy bonito cuando esté terminado, por ahora dificulta bastante el acceso de sus clientes al comercio.

Nada más salir por la puerta principal de Ultramarinos Parra nos encontramos con toda la calle General Prim cortada. “Lógicamente me repercute negativamente porque a la gente le cuesta trabajo aparcar y venir hasta aquí”, explica el dueño del comercio melillense. De todos modos, tiene confianza en que “todo el que quiera un producto bueno” irá a comprarle, sea como sea.

Ignacio cuenta que al heredar el negocio, Gerardo le aconsejó mantener los productos de alta gama porque “eso siempre va a funcionar”. Por ese motivo, él sigue a rajatabla las palabras de su antecesor y se debe a su clientela.

Saber adaptarse

Pero no todo es eso. También hay que saber adaptarse. El gerente de Ultramarinos Parra explica que ha ido a todas las ferias del gourmet y ferias alimentarias que ha podido. Tampoco ha parado de innovar, buscando siempre ese toque que pueda atraer más gente a su tienda. Todo ello porque, asegura, la clave para sobrevivir está en adaptarse. Y quien no lo hace y se queda anclado en lo mismo de siempre, acaba por desaparecer. Asegura que hay que estar continuamente pensando en cosas nuevas y reciclándose porque sino “el tren se va y tú no te montas”.

Por este motivo, en las estanterías de Ultramarinos Parra pueden encontrarse también productos locales exquisitos, como las cervezas locales ‘El Conventico’. Tampoco falta en su tienda una selección de vinos, sangrías y vermú que llevan impresa fotografías de la ciudad y que llaman la atención nada más verla.

Tampoco falta entre sus productos un paté de bacalao noruego que asegura que es un éxito entre los turistas. Durante la última visita de la Casa de Melilla en Granada, todos los viajeros acudieron a la tienda y acabaron con las existencias de este producto. Ignacio asegura que ese paté no se vende en ningún otro lado de la península, solo en su tienda y de ahí el éxito.

Debido a estos casos, Ignacio reivindica que lo importante es continuar buscando maneras de reciclarte y que lo peor que se puede hacer es quedarse quieto mientras ves el tren pasar. Por eso, se muestra optimista en el futuro de Ultramarinos Parra y de cómo seguirá saliendo adelante como ha ocurrido en distintas ocasiones.

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